Marcelo Quiroga Santa Cruz
(Cochabamba, 1931 - La Paz, 1981) Político y escritor
boliviano. Dedicado a la política y el periodismo, tras su graduación en
Derecho, fue diputado y ministro de Minas y Petróleo (1969), cargo desde el que
promovió la nacionalización de compañías extranjeras.
Marchó al exilio al producirse en Bolivia el golpe militar que derrocó a Luis Adolfo Siles
Salinas y residió en Argentina, Chile y México. Fundó el Partido Socialista en 1971. De vuelta a su
país, durante el gobierno de Luis García Meza, fue tomado preso, torturado y asesinado por
el régimen entonces imperante.
La ensayística de Quiroga se inició en el existencialismo
sartreano y después evolucionó hacia una perspectiva marcadamente marxista.
Entre sus obras de ese género cabe señalar La victoria de abril sobre la
nación (1960), ¡Abajo la dictadura!(1972) y El saqueo de
Bolivia (1973). Su narrativa, también principalmente existencial, evoca el
universo de una conciencia lúcida en constante confrontación con los
convencionalismos y la tradición religiosa.

Los personajes son seres carentes de esperanzas (es decir,
"deshabitados" por la ilusión), en torno a los cuales gira, de forma obsesiva e
implacable, la presencia de la muerte, única salida que tal vez pueda conducir
al hombre a liberarse de esa angustia existencial. En medio de la soledad
radical que asfixia a los personajes más destacados (dos niños, dos ancianas,
una enfermera, un sacerdote y un escritor fracasado), la caótica confusión de
los planos temporal y espacial induce al lector a centrarse en sus miserias y
frustraciones interiores.// Biografías y vidas
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Así fue asesinado el líder socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz
El líder socialista Marcelo Quiroga -el hombre más odiado por
los militares bolivianos llegados al poder- fue asesinado el 17 de julio, día
del golpe, en los locales de la Central Obrera Boliviana (COB), en La Paz.
Quiroga, que había obtenido el cuarto lugar en las elecciones presidenciales de
junio y era la estrella política en ascenso de la izquierda boliviana, asistía
con otros dirigentes políticos y sindicales, entre ellos Juan Lechín, a una
reunión de emergencia del Comité Nacional de Defensa de la Democracia
(Conade).
La siguiente narración fue obtenida por EL PAÍS en la capital
boliviana, de un testigo presencial del asalto a la COB y del ametrallamiento de
Marcelo Quiroga -«muerto en combate», según la versión oficial- por fuerzas
paramilitares al servicio de los golpistas. El cadáver del líder socialista no
ha sido devuelto por la Junta Militar. «Todo el poder del Estado, respaldado por
tanques y metralletas, teme a un muerto», ha declarado su esposa Cristina.Se han
respetado en la transcripción los modismos y expresiones peculiares bolivianas,
para no alterar el valor testimonial del documento magnetofónico.

«Llegué a las once y diez de la mañana a la Central Obrera Boliviana y ya estaba reunido el Comité de Defensa de la Democracia. Estaban presentes todos los dirigentes políticos del comité, don Juan Lechín, Marcelo Quiroga Santa Cruz..., muchas personalidades. Cuando se terminó la reunión, todos salieron fuera, al corredor. Yo era la primera vez que venía a la COB, como a La Paz mismo. Entonces empezaron a oírse unos tiros, muchos. Nosotros nos tiramos al suelo y nos recogimos en otra pieza. Yo no lo vi a don Juan Lechín después, que estaba con nosotros, pero parece que se quedó en otra pieza...»
Tiroteado en el suelo
«Uno de los señores, al que yo no conocía, dijo: "Marcelo,
¿sería posible que nos levantáramos con las manos en alto, hermano". "Bueno,
como no tenemos armas no creo que nos hagan nada". Don Marcelo todavía fue de la
opinión de que cantáramos el himno nacional. Entonces el padre Tumiri se levantó
y pidió en nombre de la Iglesia que no tiraran, que nos íbamos a entregar y que
nadie tenía armas.»
«Contestaron que bajásemos inmediatamente. Y así fue. Fuimos
desfilando todos, uno por uno, con las manos en la nuca. Antes de llegar a la
calle, bajando la escalera de la Central Obrera, un señor le tiró una ráfaga a
uno de los que salían... Otro de los paramilitares dijo entonces: "No es a ése,
no es a ése". Marcelo Quiroga iba delante de mí. Entonces retiraron a Marcelo
Quiroga. Yo me quedé pegada contra la pared y me quitaron el bolsón y me
revisaron; seguramente creían que llevaba armas o algo...»
«Y cuándo me estaban revisando, le dijo un señor al que había
disparado la primera ráfaga: "Rematadlo a ése". Cuando dijo "rematadlo a ése" yo
apenas me di cuenta, pero miré al suelo y vi que era Marcelo Quiroga el que
estaba tiroteado. Había otro junto a él que estaba muerto, porque no hacía
ningún movimiento. Sólo vi que hizo una convulsión su cuerpo después de que le
tiraron otra ráfaga».
«Quiroga todavía estaba vivo; por eso dijeron "rematadlo a
ése". Entonces el hombre que había recibido la orden dijo: "Yo ya no tengo el
arma, la pasé a otro..."»

«Yo quiero dejar esto bien claro. Como la situación política es
tan inestable, por ahí lo agarran a uno y lo hacen desaparecer..., en fin, vaya
a saber las cosas; si son capaces de matar así, a mansalva, a sangre
fría...»
«No es raro que ciudadano por ciudadano que no estén de acuerdo
con las ideas de los señores militares, pues vayan desapareciendo, ¿no? Entonces
yo quiero que esto sea un testimonio para los familiares y para todo Bolivia y
que conozcan la clase de gobernantes que vamos a tener, si es que se quedan...»
(Sollozos.)
Asesinato de un hombre limpio
«Es a un hombre limpio que se ha asesinado; no lo conozco al
otro y no puedo decir quién era; para mi manera de pensar era un periodista de
Presencia, pero no lo puedo afirmar porque yo es primera vez que estoy viniendo
acá y no conozco mucho a la gente».
«¿No recuerda detalles de la persona que disparó contra.
Quiroga?»
«Todos ellos eran de cabello corto y estaban con camisa blanca.
El que tiró a Marcelo y después pasó el arma a otro era un petizo de cabello
crespo. frente amplia, con entradas. Era un chiquito nomás...»
«¿ Cuando usted salió de la COB los cuerpos quedaron
dentro?»
«Sí, los cuerpos quedaron en el suelo, en las escaleras. Yo
tuve que saltar por encima. El que su pongo yo que era un periodista quedó abajo
y Marcelo Quiroga encima de él, pero estaba vivo todavía, yo lo he visto, estaba
vivo todavía cuando el señor insistía en que lo rematara el que decía que ya
había pasado su arma a otro...»
«El grupo que asaltó la Central Obrera, ¿iba uniformado de
alguna manera?»
«Todos iban con pantalón oscuro y camisa blanca. De lo que vi
en todo mi nerviosismo me llamó la atención un cosa: que todos fueran de cabello
corto, bien recortado, parecía gente más o menos con un tratamiento bueno...,
aunque no conozco las costumbres ni los tratos que se dan acá a la gente paceña,
porque de un departamento a otro varía mucho, especialmente como es el
mío».// Prensa Bolivia.com
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