La demanda de carne de lagarto ha crecido dentro y fuera del
país, pero las poblaciones indígenas que proveen ese producto no pueden
responder a esos requerimientos, según una investigación del Centro de
Investigaciones en Recursos Acuáticos del Beni. La carne de lagarto no se aprovecha ni en un 2% con
relación al potencial de cosecha de 41.675 lagartos como promedio anual
autorizado.
La investigación “Aprovechamiento de carne de lagarto (Caiman
yacare) en el departamento del Beni”, del Centro de Investigaciones en Recursos
Acuáticos de la Universidad Autónoma del Beni “José Ballivián”, dirigida por el
veterinario zootecnista Vladimir García Kirigin, realizó un seguimiento a este
proceso entre 2009 y 2013.
La investigación se realizó sobre los planes de manejo del
lagarto del municipio de Loreto, la comunidad Bella Vista, el Territorio
Indígena Mojeño Ignaciano (TIMI) y el Territorio Indígena Multiétnico I (TIM-I)
del Beni, con el propósito de determinar los volúmenes de aprovechamiento de
carne y diagnosticar el sector.

Si bien en el mercado son apreciadas las pieles, existe una
demanda importante de carne, y esto puede generar cacería ilegal en algunas
zonas cercanas a los centros urbanos y ciudades.
“En el municipio de Loreto fue donde se ha logrado el mayor
aprovechamiento y comercialización de la carne de lagarto, alcanzando 17.396,82
kilogramos de carne y Bs. 163.692,70, generando así importantes beneficios desde
el 2009 al 2013. Sin embargo el aprovechamiento de la carne de lagarto no llega
ni al 2% con relación al potencial de cosecha de 41.675 lagartos como promedio
anual autorizado para la cosecha por la autoridad competente”, dice un resumen
del estudio.
Los datos de la investigación muestran que en el año 2009 se
autorizó la cacería de 45.781 lagartos, pero de esa cantidad sólo se pudo
destinar para al aprovechamiento de la carne un 0,88%; en 2010 se autorizó la
caza de 41.578 y se aprovechó un 0,51% de la carne; en 2011 el aprovechamiento
fue del 1,96%; en 2012 se aprovechó el 1,6% y en 2013 la carne sólo se aprovechó
en un 0,7%. El estudio no contempló datos del comercio ilegal.
El aprovechamiento de lagarto en Bolivia apareció en 1995 de
manera piloto, y en 1997 se reglamentó e inició el Programa Nacional de
Conservación y Aprovechamiento Sostenible del Lagarto. “El aprovechamiento de
lagarto en tierras bajas se realiza hace muchos años con fines de comercializar
la piel, el cuero, tradicionalmente las comunidades indígenas no consumen la
carne del lagarto”, dice García.
“Se ha demostrado que sí se puede hacer un aprovechamiento
sostenible, se determinan cupos y cuotas en base a escalas a nivel biológico, en
función a los tamaños de lagartos; se determina aprovechar solo un porcentaje de
los machos adultos, el reemplazo de machos viejos con machos jóvenes. Es una
forma de mantener sostenibilidad y apoyar la conservación”, dice García, antes
de explicar que este proceso además implica que las comunidades locales obtengan
ingresos económicos sobre la base de este recurso.
La exportación de carne de lagarto es difícil porque las normas
internacionales garantizan la calidad e inocuidad de la carne a través de un
tratamiento tecnológico que aún es inaccesible para las comunidades. García
explica: “Tenemos tiempos cortos desde el momento de abatimiento del animal,
desde que se caza, tenemos 6 horas máximo hasta que entre en una cadena de frío.
Pero las zonas de cacería están alejadas de poblaciones importantes, no hay
energía (eléctrica) para contar con una cadena de frío adecuada”.
La Universidad “José Ballivián”, a través del Centro de
Investigaciones en Recursos Acuáticos, continúa trabajando con la Central de
Pueblos indígenas del Beni en la actualización de sus planes de manejo de
lagarto, tratando de establecer un sistema que permita garantizar la
sostenibilidad para no poner en peligro las poblaciones de esta especie.//
PIEB.com.bo
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