Armar el Nacimiento es la tradición que más perdura

Armar el Nacimiento en familia es la tradición navideña que más perdura, coincidieron seis especialistas de cinco ciudades consultados por Página Siete. En cambio, hay otras costumbres, como asistir a la Misa de Gallo, que se van perdiendo en algunos lugares.

La instalación de pesebres va acompañada por otros ritos, según cada ciudad. Por ejemplo, en Sucre y en otras localidades de Chuquisaca además de adorar al Niño Jesús, se danza chuntunquis y se preparan buñuelos para invitar a quienes participen, dice el costumbrista sucrense Luis Ríos.

En Tarija, la gente que arma el Nacimiento comparte maicillos, buñuelos con miel y aloja de cebada, entre otros alimentos.

Y en los hogares tradicionales de Cochabamba, luego del armado del pesebre se colocan en éste ramas de sauces y animales de juguete, explica el investigador y escritor Ramón Rocha Monroy.

Costumbres bolivianasEn Santa Cruz también se mantiene la tradición en los sectores más tradicionales, dice el historiador Nelson Jordán. Luego se adora al niño Jesús.

¿Y qué pasa en La Paz? Vida Tedesqui, investigadora de la Alcaldía, explica que la tradición perdura, aunque con matices debido a la influencia del comercio.

Años atrás era común que un mes antes los jóvenes elaboraban el pasto del pesebre; ahora se compra en el comercio.

Tradiciones

Otra costumbre vigente en la mayoría de las ciudades es el canto de villancicos. En Tarija, Sucre y Santa Cruz son frecuentes que los niños organicen coros para entonar las piezas navideñas.

La oficial mayor de Fomento a la Cultura de la Alcaldía tarijeña, Cira Flores, resalta que en “toda la ciudad” se cantan desde el 1 de diciembre. En Santa Cruz pasa algo parecido, dice Jordán, ya que se escuchan las canciones hasta en las “poblaciones más pequeñas”.

Si bien en La Paz en los últimos años se han ido perdiendo los villancicos, opina Tedesqui, la Alcaldía organiza concursos para recuperar la tradición.

La historiadora Ximena Medinaceli recuerda que antes los niños iban a las casas para adorar al Niño Jesús y cantar mientras tocaban chullus-chullus (pandereta de tapas corona). A cambio recibían peras, la fruta de la temporada. “Ahora más bien se paran en las esquinas, en los semáforos, para ganar unos pesos”.

También han surgido otras costumbres, impulsadas por el comercio. En Santa Cruz, dice Jordán, los jóvenes, tras culminar la cena de Navidad, asisten a fiestas bailables en locales nocturnos.

Y en Cochabamba, Rocha comenta que atrás quedó la época cuando los pequeños pedían los obsequios al Niño Jesús, ahora lo hacen “directamente” a sus papás.// Página Siete

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