IICA revela que Bolivia y otros cuatro países de Sudamérica siembran más de la mitad de transgénicos del mundo

Actualmente, cinco países de Sudamérica siembran más de la mitad de los transgénicos del mundo, y Bolivia entre ellos, ya cuenta con 900 mil hectáreas de cultivos de soya con semilla genéticamente modificada. El director General del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Víctor Villalobos, habla desde Chile con el Periódico Digital del PIEB sobre esta realidad mundial y nacional.

El agrónomo y experto en Genética Vegetal observa, por ejemplo, que siendo Bolivia un país con gran diversidad biológica, mucha de su agricultura se basa en un aprovechamiento integral de los recursos genéticos mediante el uso de mezclas varietales de cultivos de subsistencia, que ayudan a sus agricultores a mitigar los efectos de las condiciones adversas del clima acentuadas ahora con el proceso de cambio climático.

Frente a todo pronóstico, los últimos indicadores sobre el avance de cultivos genéticamente modificados, demuestran que América del Sur se está constituyendo en la despensa de granos transgénicos del mundo con un total de casi el 38% del área sembrada. Ante ésta realidad ¿Cómo evalúa el IICA el tratamiento que le están dando los gobiernos de la región a este tema?
El avance de cultivos transgénicos en el Cono Sur es una realidad a la que no escapa Bolivia en donde se cultivan alrededor de 900,000 ha de soya transgénica. Ahora bien, el debate en torno de los transgénicos, ha dejado de centrarse en torno a aspectos científicos y agrícolas y ha entrado en los campos legales y éticos con discursos de personas que poco conocen de la genética y de la agricultura. Una opinión que no es tomada en cuenta es la de los agricultores, que son finalmente quienes deciden si usan o no una tecnología con base en la normatividad vigente, en este caso la semilla de cultivos genéticamente modificados o transgénicos. En tal sentido, el IICA es respetuoso de las decisiones que cada país adopte sobre el tema y está más para guiar y asesorarlos. Un aspecto muy importante en el tema relativo al uso de los cultivos transgénicos, es que éstos se regulan mediante marcos legales en bioseguridad y el IICA asiste a los países en este tema. El IICA reconoce que en los 34 países miembros hay posiciones diferentes que van desde aquellos que han implementado moratorias a los OGM (Organismos Genéticamente Modificados) hasta otros que solicitan la incorporación de más y nuevos cultivos GM. Lo importante es que cada país, en su soberanía, tome las decisiones que considere acertadas y pertinentes basado en rigurosos análisis técnicos (que incluyen aspectos biológicos, científicos, económicos, sociales, etc.).

Transgénicos en Bolivia¿Considera que son compatibles la política del cuidado de la “Madre Tierra” y el impulso a los cultivos transgénicos?
Hay evidencias como el caso del paquete tecnológico de soya complementado con la siembra directa, que mejora el suelo, disminuye el uso del agua y reduce la contaminación con agroquímicos, a la vez que reduce la emisión de gases de efecto invernadero. Este sistema de siembra es más beneficioso ambientalmente que la semilla de soya convencional, así como un beneficio al agricultor por la reducción de compra de agroquímicos y uso de maquinaria. Sin embargo, el uso de la biotecnología y en particular de los cultivos transgénicos deberá analizarse caso por caso y comparándolo con sus sistemas convencionales. Los agricultores podrán tomar libremente su decisión, con base en la información técnica y enmarcada en las normas de bioseguridad establecidas por el país.

En Bolivia se aprobó la Ley 144 de Revolución Productiva, Comunitaria y Agropecuaria, que si bien garantiza desde el Estado, la recuperación, conservación, mejoramiento, producción y difusión de semillas nativas provenientes de los pueblos indígena originario campesinos, comunidades interculturales, afrobolivianas y de pequeños productores, también facilita el acceso a recursos genéticos con fines productivos y de investigación para consolidar la seguridad y soberanía alimentaria del país -siempre y cuando- su uso se enmarque en políticas de protección y defensa de los recursos genéticos del país, situación altamente criticada por los sectores conservacionistas y medioambientalistas del país. ¿Cómo evalúa el alcance de estos artículos en la práctica?
Con la entrada en vigencia de la Ley 144 se consolidó la autoridad del Gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia representado por el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras (MDRyT) sobre los recursos genéticos. Hasta 2010, estos recursos habían sido cedidos bajo una especie de comodato a diversas instituciones. La constitución del Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF) y posteriormente la Ley 144 han reafirmado la autoridad soberana del Estado Plurinacional sobre los recursos genéticos, constituyéndose así un Banco Nacional de Recursos Genéticos que a su vez, mediante convenios de trabajo los entrega a instituciones y organizaciones de productores mediante acuerdos de trabajo para que estos recursos sean usados adecuadamente en programas de investigación que permitan su uso ya sea en forma directa o en programas de mejoramiento genético que ayuden a la consolidación de la seguridad y soberanía alimentaria del país. Una salvedad es que siendo Bolivia un país con gran diversidad biológica, mucha de su agricultura se basa en un aprovechamiento integral de los recursos genéticos mediante el uso de mezclas varietales de cultivos de subsistencia (papa, quinua, maíz amiláceo entre ellos) que ayudan a sus agricultores a mitigar los efectos de las condiciones adversas del clima acentuadas ahora con el proceso de cambio climático.

La misma ley, prohíbe la introducción en el país de paquetes tecnológicos agrícolas que involucren semillas genéticamente modificadas de especies de las que Bolivia es centro de origen o diversidad, ni aquellos que atenten contra el patrimonio genético, la biodiversidad, la salud de los sistemas de vida y la salud humana, sin embargo según datos del IICA-Bolivia, en el país ya existen 900 mil hectáreas de soya genéticamente modificadas y la tendencia es aumentar. ¿Lo mismo está sucediendo en los otros países de la región?
La ley es clara: nada de cultivos genéticamente modificados en cultivos de los que Bolivia es centro de origen o diversidad. En 2006, se abrió la puerta a la soya genéticamente modificada y los agricultores ven este tipo de soya un ahorro de mano de obra en el control de malezas, ahorro económico, mejora de sus suelos e incremento en sus cosechas, por eso la adoptan. Lo mismo ocurre en los países del Cono Sur con soya, maíz y algodón y lo mismo está ocurriendo en Colombia y México con algodón y en Honduras con maíz.

¿Existen experiencias puntuales que demuestren que los transgénicos hayan tenido impactos positivos en la seguridad y soberanía alimentaria de algún país de la región?
Si, el hemisferio americano es donde se siembran más cultivos transgénicos del mundo. 128.6 millones de hectáreas (80%) de un total de 160 millones de hectáreas sembradas en 2011. Los 10 países que más lo siembran en orden de importancia son: Estados Unidos con 69M ha; Brasil 30.3, Argentina 23.7, India 10.6, Canadá 10.4, China 3.9, Paraguay 2.8, Pakistán 2.6, Sudáfrica 2.3 y Uruguay 1.3, el nuevo país es Bolivia con 900.000 mil ha.

En el caso de la soya, entre Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y Bolivia siembran más de la mitad de la producción mundial lo que es una contribución sin precedente a la seguridad alimentaria del mundo.

Por otro lado, recientemente Brasil ha liberado una variedad de frijol genéticamente modificada con resistencia al mosaico dorado. Siendo el frijol un cultivo importante en la canasta familiar brasilera habrá que mantenerse expectante de su evolución.// PIEB

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