Update 13/04/2016
Un 23 de marzo de 1879 muere en Calama uno de los héroes
bolivianos de la Guerra del Pacifico, su nombre Eduardo Abaroa Hidalgo.
Eduardo Abaroa Hidalgo nace un 13 de octubre de 1838 en San
Pedro de Atacama (territorio boliviano perdido en la guerra del pacifico) de
profesión contador vivía en Calama, bien vayamos un poco a los antecedentes de
antes de este 23 de marzo.
El 14 de febrero de 1879 el ejercito chileno invade territorio
boliviano tomando el puerto de Antofagasta al mando del blindado Almirante
Cochrane y la corbeta O'Higgins.
A las 8 desciende un bote del blindado Cochrane en el que va el
capitan chileno Jose Borgoño el cual busca al consul de su país y en compañía de
este se dirigen hacia la prefectura,donde entrego al coronel Severino Zapata el
siguiente mensaje: "Considerando el gobierno de Chile roto por parte de Bolivia el tratado de 1874, me ordena tomar posesión con las
fuerzas a mi mando del territorio comprendido hasta el grado 23". Contesto el
coronel Zapata: "No tengo fuerzas con que contrarrestar a tres vapores blindados
de Chile, pero no abandonare este puerto sino cuando se consuma la invasión".

Don Ladislao cabrera logro armar en Calama un contingente de
135 personas para hacer frente al ejercito chileno, el contingente de 135
personas la mayoría civiles y algunos militares tenían el coraje de hacer frente
a un ejercito realmente superior tanto en dotación de armamento como en soldados
el contingente de Calama no disponían sino de 35 rifles Winchester, 8 rifles
Remington, 30 fusiles a fulminante, 12 escopetas de caza, 14 revólveres y 32
lanzas.
El 16 de marzo, se presentó en Calama un parlamento chileno.
Entregó al señor Cabrera un mensaje del comandante de las fuerzas que se
encontraban en Caracoles demandando rendición. Don Ladislao Cabrera contestó que
ni la tropa que lo seguía ni el estaban dispuestos "a aceptar o someterse a la
intimación que se hacía y que cualquiera que fuese la superioridad de sus
contrarios defenderían hasta el último trance la integridad del territorio
boliviano".
El mensaje a los integrantes de su escaso contingente Ladislao
Cabrera les dijo: "Que sepa Chile que los bolivianos no preguntan cuántos son
sus enemigos para aceptar combate".
Los defensores bolivianos empezaron a prepararse para la
defensa de Calama, hasta el amanecer del 23 de marzo la defensa estaba ya
organizada, cavaron zanjas, levantaron barricadas y destruyeron los puentes
Topáter y Carvajal para obstruir el desplazamiento del enemigo.
Las tropas chilenas salen del poblado de Caracoles al mando del
coronel Emilio Sotomayor. Eran 544 soldados distribuidos de la siguiente manera:
3 compañías del Regimiento 2º de Línea al mando del Comandante Eleuterio Ramírez
(300 soldados), una compañía del 4º de Línea al mando de su Comandante Juan José
San Martín(100), 2 piezas de artillería de montaña al mando del Teniente Eulogio
Villarreal, un escuadrón de Cazadores a Caballo al mando del Sargento Mayor
Rafael Vargas (120 jinetes) y un grupo de civiles reclutados en Caracoles que
conformaban Los Pontoneros a cargo del Teniente Coronel Arístides Martínez.
Cuando todo estuvo listo, Cabrera le aconsejo a Eduardo Abaroa
que volviese al lado de su familia. El le contesto: “Soy boliviano, esto es
Bolivia y aquí me quedo”.
La mañana del 23 de Marzo de 1879 el cruce de fuegos comenzó a
las 7 de la mañana. Los atacantes, divididos en dos columnas, avanzaron
resueltos a cruzar el río de los puentes Topáter y Carvajal, encabezados por
unidades de caballería. Los puentes había sido destruidos una semana antes por
orden de Cabrera dice el cronista chileno Félix Navarra: "Los chilenos que
avanzaron muy confiados fueron recibidos por descargas de fusilería por los
bolivianos parapetados en la orilla opuesta del Loa. Se encabritaron los
caballos, hubo confusión entre los jinetes y se volvió bridas en un precipitado
repliegue. Los bolivianos envalentonados con esta retirada, con un valor digno
de ser reconocido, abandonaron sus parapetos y tendiendo con tablas un puente
provisorio cruzaron a los río y persiguieron a nuestros cazadores". Los actores
en esta acción era el Señor Eduardo Abaroa, el oficial Burgos y 8 rifleros.
En el punto donde estuvo ubicado en puente Carvajal (camino a
Cobija) ocurrió lo contrario. Unos 40 chilenos atravesaron del río y se
trenzaron en furioso combate con los 24 defensores del lugar parapetados detrás
del ingenio de amalgamación de minerales de la firma Artola. La lucha se
extendió hacia el vado de Yalquincha. Uno de los cañones chilenos, Colorado en
una prominencia de la derecha, logró hacer tres disparos, quedando inutilizado
por quebradura de su alza. El otro no llegó a actuar por no encontrar
visibilidad adecuada en el terreno de la izquierda.
Los defensores bolivianos resistieron los embates del ejercito
chileno pero mientras ocurría esto otras fuerzas chilenas rodearon el campo de
batalla y penetraron sin oposición al pueblo de Calama, situado a unos 3 Km
detrás de la línea de combate. Al enterarse de esto, el Ladislao Cabrera no
quiso exigir mayores sacrificios a su gente. Con enemigo en la retaguardia
podían ser copados todos. Se peleaba desde hacia tres horas. El toque de cometa
ordenó la retirada general en dirección a Chiuchiu, Canchas Blancas y Potosí.
Se retiraron casi todos menos un hombre este era Eduardo Abaroa
el cual estaba herido y seguía disparando contra el enemigo agarrando los rifles
de los compañeros caídos, Eduardo Abaroa era un quijote ayudado por su escudero
(un peón)el cual le recargaba los rifles,para seguir resistiendo el paso del
enemigo.
Quería multiplicarse en un loco afán de contrarrestar la
superioridad numérica del enemigo. Una bala enemiga lo hirió en la garganta. La
sangre salió a borbotones. Siguió disparando, saltando de un lado a otro de su
escondite. Había llevado consigo una provisión de 300 proyectiles. El toque de
retirada le dolió en el alma. ¿Irse? ¿Retroceder? ¿Ceder el campo al matón? No
oyó más los disparos de sus compatriotas. Despidió al indio con un postrer
mensaje para su esposa y se quedó solo, inmensamente solo frente al invasor. En
ese momento dejó de ser un guerrero para convertirse en un símbolo, en el
símbolo de una nación que se alzaba como un solo hombre para cumplir el mandato
de Antonio José de Sucre, de morir antes de cender un palmo de solar patrio.
El subteniente chileno Carlos Souper narro en una carta que se
publicó en un diario de Valparaíso: "Cuando el enemigo desamparo bien las
trincheras fuimos avanzando, saltando fosos y cercas, llegando a un cerco chico,
donde había muchos matorrales y un fosito de 10 varas de largo, con un
puentecito de menos de una vara de ancho por donde había que pasar.
Nos sorprendió constatar que un boliviano desde dentro hiciera
fuego a más de 100 hombres, entre caballería y el 2º de línea, que iban a pasar
por allí. Pues amigos, nos dio balas duro y fue imposible pillarlo por mucho que
se lo buscaba".
Más el combate unipersonal de Abaroa contra Chile no pudo durar sino lo que duraron sus balas. Cuando los
chilenos llegaron hasta la zanja lo encontraron apoyado en una de las paredes,
sucio de pólvora, sangre y tierra, tratando de mantenerse erguido, pese a que
con el de sangre de dos heridas había perdido mucho de su vitalidad. Seguía en
actitud desafiante, con el Winchester dirigido a sus enemigos, empuñado
fuertemente con las dos manos.
El Coronel Villagran, a cargo del destacamento Chileno lanzó un
grito a su oponente:
* "¡Ríndase!"
El conminante grito resonó en el Paso Topater, y la respuesta,
plena de orgullo y llena de la sin razón de los hombres que combaten rugio en el
aire:
¿Rendirme Yo?
¡Que se rinda su abuela carajoooo!
Y en ese grito, con esa respuesta, el ciudadano Abaroa pasaba a
la historia. El coronel Villagran ordenó el disparo de los fusiles, lo
impactaron 3 disparos por lo cual quedó tendido y mientras intentaba seguir
disparando murio en el asombro de aquellos soldados chilenos que lo vieron como
una gran amenaza.Quienes lo mataron, al ver derrumbarse su cuerpo, creyeron que
abatía su rebeldía, que derribaban su insolencia, que silenciaban su grito de
cólera. Se equivocaron. Lo hicieron inmortal.
Terminada la batalla, el cuerpo de Abaroa fue enterrado con
honores por el Ejército chileno, el día 23 de marzo en el cementerio de Calama.
Su entierro fue hecho con honores de héroe efectuándose veintiún disparos en su
honor y siendo envuelto en la bandera Chilena a falta de una bandera boliviana
para este póstumo homenaje.
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2 Comentarios
¿Por quién es contada esta historia?
ResponderEliminarQuien no sabe lo que es Valor, Honor, Patriotismo y Valentía hasta inmolar su propia vida... nunca podrá reconocer a un Héroe.
ResponderEliminarEstimado visitante:
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