En Bolivia, 8 casos de pederastia implican a sacerdotes desde 2007

La Iglesia Católica en Bolivia  reconoce tres casos de pederastia por parte de sacerdotes (uno de los sentenciados huyó del país, otro   está en la cárcel y el tercero se suicidó) que dejaron desde la década de los años 90  al menos 60 víctimas. En la última década   se han hecho públicas otras denuncias; la más reciente, contra un jesuita a quien a  base de fotos   que datan de 2002, se acusa de abuso deshonesto a niños.

La Cumbre del Vaticano contra los abusos sexuales, realizada en febrero, determinó que  la Iglesia no permitirá más el encubrimiento de  sacerdotes pederastas. “Se ha decidido tratar estos temas con mucha transparencia. Tal vez en el pasado hubo actitudes de ocultamiento; pero el Papa ha dicho claramente que las víctimas tienen que ser lo primero”, asegura el secretario general adjunto de la Conferencia Episcopal Boliviana, padre José Fuentes.

Mientras que en los últimos años se han desvelado cientos de casos de pederastia de clérigos en el mundo  -1.000  en Pensilvania (EEUU), 30.000 en Irlanda, más de 500 en el Vaticano, incontables en Chile-, en Bolivia hay registros de tres sacerdotes sentenciados por este delito.Pecados católicos en Bolivia

En la última década se hicieron públicas más denuncias en el país, aunque no fueron comprobadas. La más reciente es investigada por la   Compañía de Jesús.   También se supo que en la década de los años  90, dos sacerdotes españoles condenados en su país por abuso fueron destinados a Bolivia. Uno -el marista Abel Pérez- fue trasladado pronto a Chile, donde se le atribuyen 14 víctimas en dos colegios de Santiago. El otro, el jesuita Luis Tó,  condenado en Barcelona  a dos años de cárcel por abuso a una  niña,  radicó en Bolivia hasta su muerte.  Mediante un comunicado, los jesuitas aclararon que las funciones de  Tó “estuvieron enmarcadas en aspectos administrativos o ejecutivos y no así en acompañamiento pedagógico o en relación con menores en centros educativos”.

El cura que huyó a Uruguay

“Con profundo dolor, tengo que comunicar a la opinión pública que uno de nuestros sacerdotes ha cometido abusos deshonestos contra menores albergados en uno de nuestros internados”,  declaró en 2007 el entonces arzobispo de Cochabamba, monseñor Tito Solari.

Se refería al sacerdote uruguayo Juan José Santana Trinidad, quien fue acusado de cometer “abusos deshonestos” contra menores en un internado  de Tapacarí. Entre sus víctimas se contaban al menos 30 niños.

“Monseñor Tito lo denunció a las autoridades; él  fue dimitido  pero  logró fugarse  de Tapacarí”, recuerda  el vicario judicial del Arzobispado de Cochabamba, padre Miguel Manzanera.
En 2010, Santana fue encontrado en el pueblo uruguayo de Salto   por el diario La República y no negó las acusaciones: “Son ciertas. Es lo que te puedo decir. Estoy muerto”, declaró al periodista Diego Fernández.

“Si alguna explicación voy a dar sobre este tema tan doloroso es ante las autoridades bolivianas”, dijo entonces Santana. La justicia boliviana no emitió   una orden de captura internacional. Doce años después el delito ha prescrito.

Fue sentenciado y se suicidó

El sacerdote boliviano Eduardo Revich fue durante siete años responsable de un internado en el municipio chuquisaqueño de Icla. Era respetado en el pueblo hasta que en octubre de  2007 fue acusado formalmente por abuso deshonesto y violación de al menos 12  menores de entre 11 y 17 años.

“Los jóvenes tenían miedo de hablar al principio, porque la imagen del cura es muy respetada; pero poco a poco se fueron animando. Fue un largo proceso donde se descubrieron abusos indignantes”, dice  el abogado Ariel Coronado, quien fue impulsor del proceso contra Revich.

El jurista  recuerda que fue una profesora del internado la que, pese al inicial rechazo de varios padres, presentó la denuncia. “Viajó con algunas víctimas hasta Sucre,  porque en provincia una denuncia como ésta no hubiese prosperado”, dice Coronado.

El cura elegía a algunos alumnos varones y los llevaba a una habitación con el pretexto de medir sus miembros sexuales y luego abusaba de ellos. Si no lo obedecían eran castigados, según las declaraciones de las víctimas en el largo proceso.

Revich tuvo una primera sentencia de seis años de cárcel, que sólo consignaba  cuatro abusos. Tras la apelación, en 2011,  la parte acusatoria logró que se le condenara a 12 años de prisión.

En 2013, cuando el sentenciado, que  ya  había sido dimitido de su misión sacerdotal hacía mucho, iba a ser aprehendido huyó de la parroquia de Zudáñez donde todavía radicaba y se suicidó con una cuerda de plástico.

22 años de cárcel

En 2009, el   sacerdote José Mamani  Ochoa fue acusado de abuso deshonesto a al menos 17 menores que eran acogidos en  el centro  San Benito, que él dirigía.

“Fue un caso muy sensible  porque se comprobaron  abusos a niños y niñas en un hogar, al que acuden familias de escasos recursos”, recuerda el padre Marzano.

La fiscal Cinthia Prado, que siguió el caso en su totalidad, declaró recientemente a la agencia EFE, que el acusado “comenzaba a bañar a los niños, a realizar toques impúdicos, para después proceder al abuso”. Entre sus víctimas había niños de  seis  años.

  Mamani fue expulsado de la Iglesia y sometido a un juicio en el que fue sentenciado a 22 años de prisión.  Actualmente, el exsacerdote cumple su pena en la cárcel San Sebastián de Cochabamba.

Otros casos

En abril de 2010, la Fiscalía de Kane, Illinois (EEUU), acusó al sacerdote  boliviano Alejandro Flores de abusar sexualmente de un niño y de acosar a su hermano, cinco años antes. El cura intentó suicidarse antes de ser detenido.

En mayo de 2018, en  Villa Primero de Mayo  (Santa Cruz) se denunció un supuesto abuso sexual por parte de un párroco en contra de un niño de 11 años, que era monaguillo. La Arquidiócesis emitió un comunicado en el que  informó que  coadyuvaría en  la investigación,  de la que no se saben los resultados.

“Lo importante es escuchar a las víctimas e investigar de forma diligente, rápida. Si se comprueba que hay delitos, buscar justicia. Los abusos son un problema social, no  sólo de la iglesia”, dice el vocero de la CEB.
En  2017, el vicepresidente Álvaro  García Linera dijo que en Bolivia hay “numerosas”  denuncias de curas pedófilos y pidió al Ministerio de Justicia  una investigación.  Página Siete preguntó a ese despacho sobre los resultados pero hasta hoy no obtiene respuesta.

Con fotos, denuncian a un sacerdote

La más reciente denuncia de pederastia  en Bolivia que implica a un clero salió a la luz hace dos semanas,  cuando un exreligioso acusó a   un  jesuita español de haber abusado sexualmente de niños en un internado del oriente boliviano durante la década del 2000.

El denunciante  dijo a EFE que había grabado  esas imágenes hace  una década cuando el sacerdote acusado olvidó un CD en el computador de una sala común de los jesuitas. “En el archivo del disco había muchísimas más fotos, algunas peores”, aseguró el excura. Según la agencia, las imágenes muestran toques a partes íntimas de niñas y niños.

Consultado por EFE,   el sacerdote acusado dijo que el señalamiento es de “mal gusto”. Aseguró que jamás tuvo contactos sexuales con niños como pudieran sugerir las fotos.

Mediante un comunicado, el provincial de la Compañía de Jesús en Bolivia, padre Osvaldo Chirveches, informó que se inició   una investigación. Para ello se conformó una comisión conformada por especialistas.

“Atendiendo al clamor de justicia que requieren las posibles víctimas respecto de abusos  sexuales que pudieran haber cometido miembros de la Compañía de Jesús en Bolivia y haciéndose eco de las palabras del papa Francisco en la conclusión del encuentro sobre La protección de los menores en la Iglesia que señala ‘Quisiera reafirmar con claridad: si en la Iglesia se descubre incluso un solo caso de abuso —que representa ya en sí mismo una monstruosidad—, ese caso será afrontado con la mayor seriedad’”, dice el comunicado.

El cura que llegó a Bolivia con sentencia

El jesuita   Luis Tó González   tenía 50 años en 1992,  cuando fue denunciado por abusos por una niña de ocho años en el colegio San Ignacio, de Barcelona. Fue condenado a dos años de cárcel, aunque no entró en prisión, y ese mismo año fue destinado a Bolivia.

El padre Tó trabajó  varios años en  el Centro de Multiservicios Educativos (CEMSE) y en escuelas populares Fe y Alegría de La Paz. Nunca recibió  denuncias en el país y dos personas que lo conocieron coincidieron en comentar a Página Siete que, por su conducta, nunca hubiesen sospechado de la condena. El sacerdote falleció en Cochabamba en 2017.

Cuando se hizo público el caso, a raíz de la publicación de El País de España en diciembre, la Compañía de Jesús en Bolivia  emitió un comunicado en el que  precisó que “durante el tiempo que Luis Tó estuvo en la provincia y hasta su fallecimiento,  los superiores de la Orden tomaron los recaudos necesarios para dar cumplimiento a lo establecido judicialmente, por la vía civil”.

“Se tuvo una supervisión constante, así como  el acompañamiento psiquiátrico y psicoterapéutico en los años posteriores, tanto en España como en Bolivia”, agregó el documento. Recalcó que las actividades de Tó “estuvieron enmarcadas en aspectos administrativos o ejecutivos y no así en acompañamiento pedagógico o en relación con menores en centros educativos”.

La  Compañía de Jesús aseguró que en Bolivia no  recibió denuncias sobre Tó posteriores a su condena en España.

El Vaticano decreta “cero tolerancia” al abuso  clerical

   El pasado jueves, el cardenal francés Philippe Barbarin dimitió tras ser condenado en su país por haber  escondido durante años casos de pederastia en su diócesis de Lyon. Se convirtió así en uno  más de los hasta ahora cientos de clérigos implicados en casos de abuso a menores: uno de los mayores escándalos que afronta la  Iglesia.

En agosto pasado, la justicia de Pensilvania (EEUU) condenó a más de 300 sacerdotes por abuso sexual de  un millar de niñas y niños en los últimos 70 años. Más cerca, en Chile, en mayo de 2018, todos los obispos dimitieron  por el escandaloso número de casos de pederastia descubiertos entre los sacerdotes chilenos y el encubrimiento de los mismos.

Esos son  sólo los últimos casos  desvelados que se suman a los ya conocidos desde hace una década: Más de 30.000 abusos de parte de religiosos  en Irlanda durante 70 años y más de  4.000 sacerdotes condenados por agredir sexualmente a más de 10.000 niños durante 50 años en EEUU.

El papa Francisco propició en febrero pasado una histórica Cumbre del Vaticano contra los abusos sexuales. En el encuentro no se anunció una ley para castigar a los obispos que encubrieron los abusos ni se  difundieron archivos, pero se dejó claro que  la Iglesia no permitirá más el encubrimiento de  sacerdotes que abusen de  niños. Todos los casos que se conozcan se llevarán ante la justicia.

Denuncias y sentencias

A esta relación  se suma la condena en EEUU, en 2010, contra un sacerdote  boliviano  por  abuso de menor. Y la denuncia contra un exsacerdote en Cochabamba.

2007 El sacerdote uruguayo Juan José Santana Trinidad fue acusado de cometer “abusos deshonestos” a al menos 30 niños de un internado  de Tapacarí. Fue dimitido por la Iglesia y fugó a un pueblo de su país.

2007 El sacerdote boliviano Eduardo Revich fue condenado a 12 años de prisión por abusar de  12 niños del  internado en el municipio  de Icla, en Chuquisaca.  Antes de cumplir su sentencia, se suicidó ahorcándose en 2013.

2009 El    sacerdote José Mamani   fue acusado de abuso de 17 menores  en  el centro  San Benito, que él dirigía. Fue condenado a 22 años de prisión, sentencia que aún cumple.

2018 Se desveló que en   los  años 90 dos sacerdotes españoles condenados por abuso fueron destinados a Bolivia. Uno partió a Chile y el otro cumplió su condena hasta  que murió sin más denuncias.

2018 En  Villa Primero de Mayo de Santa Cruz se denunció un supuesto abuso sexual por parte de un párroco, de 78 años, en contra de un niño de 11 años, que era monaguillo. El Arzobispado anunció una investigación.

2019 Hace dos semanas,   un exreligioso acusó a   un  jesuita, hoy de 84 años, de haber abusado sexualmente de niños en un internado del oriente boliviano durante la década del 2000. Se investiga el caso.// Página Siete

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