Un presunto atentado en la cárcel contra Gabriela Zapata y un
inusual despliegue de personal del Ministerio de la Presidencia y de policías de
Inteligencia a todas las apariciones públicas de familiares y abogados de la
expareja del presidente Evo Morales, crisparon el caso ayer que culminó con un amago
de pugilato dentro de la cárcel de Miraflores en horas de la tarde.
De igual modo, la familia de la exnovia del mandatario afirmó
que un representante de la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para
los Derechos Humanos se contactó con Zapata en el penal de Obrajes, antes de que
fuera trasladada a Miraflores, lo mismo sucedió con la Defensoría del
Pueblo.
Zapata, que se encuentra detenida acusada de tráfico de
influencias para gestionar contratos a la empresa china CAMC por más de $us 500
millones, denunció que el miércoles pasó una noche ‘crítica’ en el penal de
Miraflores, porque las internas la doparon, sufrió amenazas e incluso intentaron
golpearla.
La agresión surgió dos días después de que la también ex
gerenta comercial de CAMC presentara supuestos chats con el ministro de la Presidencia,
Juan Ramón Quintana, en que se referían con frases cariñosas.

Una vez conocido el hecho, el ministro de Gobierno, Carlos
Romero, se comprometió a garantizar la seguridad de Zapata y anunció que se le
practicará un examen médico para verificar si en efecto fue drogada.
Por su lado, un grupo de internas del centro penitenciario de
Miraflores desmintió la versión de Zapata. Además aseguraron que la expareja del
presidente ofreció un monto de $us 1.000 para que la golpeen y simular una
agresión.
ONU y Defensoría
Pilar Guzmán, tía de Zapata, informó también que tanto
la Defensoría del Pueblo como personal de la ONU tomaron contacto con su sobrina
para intervenir en este caso.
Explicó que en el caso del organismo internacional, llegó hasta
el penal de Obrajes personal de esa oficina para conocer su situación.
Consultado sobre el tema, un representante de Naciones Unidas
evitó confirmar o negar el hecho, ya que sus actuaciones son en reserva
La reclusa solicita a los periodistas
El abogado de Gabriela Zapata, Eduardo León, dijo que su
cliente solicitó 15 minutos de comparecencia con los medios de comunicación para
entregar toda la documentación que compromete al ministro de la Presidencia,
Juan Ramón Quintana, con el presunto tráfico de influencias.
Dijo que informará sobre los números de cuenta y de los ‘palos
blancos’ del ministro que hicieron contratos. Pidió aclarar al ministro cuál de
los tres teléfonos entregará a la Fiscalía para que investigue los chats.
León dijo que su cliente manifestó que el único ministro
involucrado es Quintana, ya que Zapata no conoció a Carlos Romero.
Por su lado, el vicepresidente Álvaro García Linera dijo que el
gabinete cerró filas en defensa de Quintana.// El Deber
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Gobierno ataca la fortuna de Zapata; ella niega su riqueza
Casi en simultáneo. En medio del penal de Miraflores, la
expareja del presidente Evo Morales, Gabriela Zapata, compartía frutas, yogur y
una Coca Cola con sus tías Carmen y Pilar Guzmán y les contaba detalles de las
agresiones que recibió de parte de otras reclusas la noche anterior; mientras
tanto, la ministra de Transparencia, Lenny Valdivia, mostraba en su despacho los
depósitos de más de $us 297.500 en la cuenta personal de la reclusa, realizadas
en siete meses por concepto de prestación de servicios ‘desconocidos’, según la
autoridad.
Dentro del centro penitenciario, alejada de su fortuna, una
Zapata sin maquillaje y sin el pelo recogido que acostumbra, se nota incómoda
por la presencia de dos guardias que aparentemente charlan y juegan en la mesa
contigua, ella las mira desconfiada, como también lo hace con todos los que la
observan más tiempo del normal.
La situación no la hace bajar la voz ni la amedrenta para
declarar, al abordarla accede y sus tías incorporan una nueva silla en su mesa.
Al consultarle sobre su estado actual, responde que ha bajado ocho kilos desde
su detención y que sobrevivió al sedante que le pusieron en una bebida y a una
reclusa que se le abalanzó amenazando con matarla porque “con 20 años de condena
no tiene qué perder”, pero fuera de eso ‘está bien’, dice que no tiene
miedo.
¿Son ciertas las cantidades de dinero que se le atribuyen al
otro lado de la urbe paceña? “No, no soy millonaria”, responde, pero se niega a
dar un aproximado de su patrimonio. “Todo lo que tengo lo obtuve trabajando,
solo cometí el error de acercarme a la persona incorrecta”, añade. No se refiere
a Morales, habla de Juan Ramón Quintana, el único ministro que dice conocer,
aunque no desea profundizar en el tema “¿Quiere que me maten?”, ella
pregunta.
Los mensajes afectuosos que mostró en días pasados,
intercambiados supuestamente con el ministro de la Presidencia, dice que jamás
la incomodaron, ya que no había nada malo entre ella y el personaje que se había
ganado su admiración.
Sobre otra investigación de Valdivia acerca del inmueble de la
familia Fortún, por el que pagó $us 260.000, asegura que fue por el concepto de
un anticrético, aunque existía la opción de compra.
Se terminó el horario de visitas. Concluye diciendo que pondrá
su vida por delante para aclarar este caso y que pronto presentará más pruebas.
Una guardia le ordena poner todo en su sitio, ella se despide y se aleja
llevándose las sillas. A pocos metros, sus compañeras de cárcel, con gritos,
cacerolazos y pancartas, denuncian que Gabriela miente y le piden que se adapte
y deje de discriminarlas. Dicen que no cumple con sus obligaciones, la llaman
mentirosa, pero también compañera de infortunio. Se cierran las puertas, atrás
quedan más de 50 reclusas y Zapata// El Deber
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