"Yo sólo obedecí órdenes de la CAMC, porque era una de sus
ejecutivas... Yo no firmaba contratos”, dice en la cárcel de Obrajes
Gabriela Zapata, la expareja del presidente Evo Morales, con quien tuvo un
hijo cuya existencia está en duda. Zapata está detenida en el Centro de
Orientación Femenina (COF) desde hace una semana, acusada por la Fiscalía de
enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias y legitimación de ganancias
ilícitas.
"¿Cómo sólo yo, Cristina Choque y un chofer pudimos hacer todo
de lo que nos acusan? Yo no firmaba contratos, no instruía qué contratos se
debían firmar”, añade la mujer. Su rostro no exterioriza ninguna expresión.
Habla tranquila y pausadamente, moviendo de rato en rato sus delicadas y bien
cuidadas manos.
"No puedo decir nada que no me autorice mi abogado”, añade
inmediatamente. "Si quieren saber algo más hablen con él”, agrega en un tono de
voz suave.
Son las 10:30, aproximadamente, en el COF, ubicado en la zona
Sur. El sol inunda el patio principal, un pequeño jardín donde, al medio,
destaca la imagen de la Virgen María. La principal construcción del lugar es
muestra de que en algún tiempo se trató de una casona de campo, de ésas que se
construían en Obrajes en el siglo pasado.

Se la ve atenta a lo que le dice su interlocutora que está a su
lado. Tiene la mirada clavada en el piso, pero de rato en rato asiente con la
cabeza, en señal de que entiende o está de acuerdo con lo que le dice. Se trata
de la asistente de uno de sus abogados.
A esa hora, el sol regala una agradable temperatura. La
expareja de Evo viste un cómodo y coqueto deportivo de pantalón negro y
chamarra fucsia. Un sutil perfume la envuelve. Su maquillaje es discreto.
En el COF la mañana transcurre con normalidad. Las mujeres
recluidas están concentradas en sus tareas: algunas lavan ropa en una pileta que
está al lado derecho del jardín; otras llevan y traen platos de comida a las
mesas que están instaladas al lado izquierdo.
"No sé qué más quieren saber. Los medios han hecho un escarnio
público conmigo. ¿Qué más quieren saber?, ya estoy aquí, presa”, dice Zapata sin
mostrar ninguna molestia cuando Página Siete le pide una entrevista.
"Ya no escriban más de mí, porque pueden terminar
perjudicándome”, añade la mujer de aspecto frágil, pero de rasgos faciales
fuertes, que provocó la mayor crisis de imagen del presidente Evo Morales cuando se supo -según denuncias del periodista Carlos Valverde y del propio
Gobierno- que mediaba con las empresas que querían firmar contratos con el
Estado.
"Yo no he provocado este escándalo, fueron otros, dentro del
Gobierno”, afirma. ¿Quiénes?, se le pregunta "Eso tienen que investigarlo
ustedes”, responde.
Cuándo se indaga sobre sus hijos, los ojos se le humedecen pero
no permite que las lágrimas exploten. "¿Es usted madre? Si lo es, sabe lo que
estoy sintiendo en este momento. Hace más de una semana que no veo a mis hijos.
A mi niña de cinco años mis familiares le dijeron que estoy en un campamento,
¡imagínese!”, dice Gabriela y repasa con su mirada lo que transcurre a su
alrededor en la cárcel de Obrajes.
¿Dicen que usted, por donde iba, mostraba el certificado de
nacimiento del hijo de Evo Morales? "Eso es mentira, yo no hacía eso. Todo esto
es obra de gente con miseria humana”, afirma con firmeza.
"No se imagina lo que es perder la libertad”, añade Gabriela
Zapata y los ojos se le vuelven a llenar de lágrimas.
"Pero voy a aprovechar este tiempo para pensar bien cómo me voy
a defender y cómo voy a demostrar la verdad.
Ustedes, los periodistas, van a ser los primeros en enterarse
de toda la verdad”, añade. Guarda silencio unos segundos y repite, mirando al
vacío: "Esto es obra de gente con miseria humana”.
De pronto se pone de pie intempestivamente y deja la banca
donde estaba sentada. Alcanza a una mujer que acaba de ingresar a la cárcel.
"¡Mamita!”, le dice la mujer. "¡Tía!”, le responde ella y se abrazan unos
segundos.
Cuando se separan las mujeres se apartan del jardincito y
conversan apenas por unos ocho minutos. Son las 11:30, la hora de visita terminó
en la cárcel de mujeres de Obrajes.// Página Siete
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