Un alud mata a cuatro personas en Cochabamba

Las lluvias caídas sobre un cerro en la localidad de Chullpa K’asa, municipio de Morochata en la provincia Ayopaya de Cochabamba, ablandaron la tierra y provocaron un alud que arrasó varias casas, provocando la muerte de al menos cuatro personas y la desaparición de otras 10. Así lo hizo conocer ayer la secretaría de Derechos de la Madre Tierra de la Gobernación de Cochabamba.

Cinthia Vargas, directora de esta repartición, informó de que hasta la tarde de ayer ya se había logrado recuperar cuatro cuerpos sin vida, mientras que las tareas de los rescatistas se enfocaban en encontrar a los otros 10 desaparecidos que se cree que fueron arrastrados por el alud de tierra y piedra.

En su descenso, la mazamorra enterró las casas, mató ovejas y vacas y llenó las aulas de la escuelita de la localidad, situada a unas cuatro horas de la ciudad de Cochabamba.  El cerro, de estructura rocosa, se presume que cedió por el debilitamiento de su estructura a causa de las intensas precipitaciones pluviales caídas en la zona.

Vargas explicó que el hecho se produjo durante la noche del sábado, por lo que sorprendió a los pobladores durmiendo en sus viviendas. Unas 10 familias han sido albergadas en un campamento provisional, ya que el deslizamiento los dejó en la calle. Aún se desconoce la magnitud del daño, ya que los esfuerzos están enfocados en encontrar a los desaparecidos, pero se estima que unas 15 viviendas fueron sepultadas por el alud.   

Lluvias en Cochabamba“La mazamorra ha enterrado las viviendas”, describió Vargas.  Según la agencia ABI, Vargas explicó que se prepara el viaje de una comisión a la zona para ayudar en las tareas de salvamento. En el pueblo trabajan actualmente funcionarios de una Unidad de Gestión de Riesgo, rescatistas del SAR-FAB y uniformados de la Policía boliviana. 

Otra tragedia

En Guanay, un corresponsal de la red Erbol reportó la muerte de una niña de un año a causa del desprendimiento de una parte del cerro Coronel. El suceso se produjo la madrugada del domingo y afectó a 16 viviendas de la zona aurífera del departamento de La Paz. Los padres de la niña, en el intento de salvar sus enseres de la mazamorra, la descuidaron por unos instantes. En ese momento se produjo la desgracia.

Desde Oruro, donde participa de los festejos de la capital folclórica del país, el presidente Evo Morales expresó su solidaridad con las víctimas de Chullpa K'asa, del municipio de Morochata y reiteró su pedido de salvar primero la vida y no los bienes materiales, porque dijo que se pueden reponer fácilmente. 

Aseguró que el Gobierno va a construir las viviendas y reponer los cultivos que se han perdido a consecuencia de los desastres naturales, y afirmó que la vida “no se va a poder construir ni reparar”'.

“Hemos perdido vidas de compañeros afectados por deslizamientos que intentaban sacar algo, o salvar algo de sus bienes, y ahí viene el deslizamiento y ahí perdemos vidas”, reflexionó

Claves

1  Tanto los hechos de Chullpa K’asa como los de Guanay se produjeron en la  madrugada del domingo, cuando la gente se había ido a dormir.

2  En el caso del fallecimiento de la niña de 1 año, la familia la descuidó al tratar de salvar sus bienes del alud del cerro Coronel.

4  El desprendimiento del cerro en la población de Cochabamba agarró desprevenidos hasta a los animales. Muchas ovejas y vacas murieron enterradas por el vendaval de tierra.

Van 40 fallecidos en todo el país

El ministro de Defensa, Rubén Saavedra, brindó ayer el último reporte sobre los desastres. Señaló que existen 46.856 familias afectadas, 40 fallecidos, cuatro personas desaparecidas y 118 municipios afectados por las lluvias intensas que caen en el país. Son cinco los departamentos más aquejados: La Paz, Beni, Cochabamba, Potosí y Chuquisaca.

La autoridad detalló que el Viceministerio de Defensa Civil destinó 250 toneladas de ayuda humanitaria y que para estos días se espera entregar otras 185, sobre todo en el oriente.

“Sobre las muertes, hay 40 personas fallecidas. La última fallecida fue una niña del municipio de Guanay (La Paz), eso fue esta madrugada”, informó Saavedra.

La autoridad acotó que existe coordinación con la Gobernación beniana para socorrer a los damnificados de los municipios afectados de esa región. Detalló que se dispuso aviones del Estado para casos de emergencias.

Se espera que las lluvias sigan cayendo en buena parte del país durante todo el mes de febrero. La situación mejorará en marzo.

Un turbión desborda el río Maniqui y acecha a San Borja

A María Díez Roca le da terror volver a casa. Con sus niños a lado, prefiere un techo de hule en un campamento de evacuados que está sobre un terraplén a dos kilómetros del puente Fadrique Muñoz. Un rabioso turbión del Maniqui embistió a San Borja este fin de semana, rompió su cauce y está a pocos centímetros de rebasar los defensivos de la cuarta ciudad más grande de Beni. Villa Gonzales, Galilea y Las Mercedes están bajo el agua y el camino que va a San Ignacio de Moxos se ha convertido en un río bravo. María vivía en Galilea y ya no puede volver porque sigue lloviendo y el agua le llega al cuello.

Como ella, hay otras 500 familias damnificadas por el turbión y aún no hay idea del daño sobre ganado y hectáreas de arroz perdidos. El desborde ha roto la única vía de salida que había por tierra, después del cierre de la carretera a La Paz en el tramo de Palos Blancos. San Borja está aislada, así se ve desde el cielo al llegar, rodeada de ‘yomomales’ café oscuro. Hay cortes de agua potable y de electricidad porque dos postes del sistema integrado de energía cayeron en Alto Beni y los almacenes de alimentos vendieron casi todo a Rurrenabaque y a Santa Rosa.

“No hay carburantes, ni alimento, ni servicios, por eso nos hemos declarado zona de desastre”, dice Jorge Áñez, alcalde borjano, mientras surca sobre una lancha las aguas sucias que corren sobre lo que un día fueron haciendas, ranchitos y caminos.

Añez comenta que hace 20 años que no se veía un golpe del Maniqui tan fuerte, intenta guiar a unos vaqueros que luchan para sacar a sus caballos del agua. Una resolución ha declarado zona de desastre al municipio y le pide al presidente Evo Morales que se pronuncie, porque los Bs 600.000 que tiene para la emergencia ya no alcanzan, como tampoco son suficientes los cargamentos de vituallas que trajeron Defensa Civil y la Gobernación de Beni.

Lluvias en Bolivia “Rurrenabaque compró los alimentos, Santa Rosa también ha comprado todos los víveres de San Borja, el pueblo está desabastecido”, dice el concejal Javier Mayta a los evacuados, donde está la familia de María Díez y de otras que huyeron de Las Mercedes, Tierra Santa, Pinar, Santa Elena y Limocito.

En el surtidor ya no hay diésel y, como los camiones cisternas con gasolina no han podido llegar, se acaba el combustible. De hecho, ni siquiera hay combustible para que el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) del municipio llegue a las zonas que necesitan evacuación. Y  la pista del aeródromo Germán Quiroga Guardia es un lodazal que solo permite el aterrizaje de avionetas y helicópteros.   

Llueve sin tregua, se acaba la comida y el río, con 30 centímetros más de crecida, se va a entrar al pueblo. Todo eso quita el sueño a San Borja, que tiene a su lado a una enorme masa de agua que no tiene pena de nadie ni de nada.

Claves

1
Anoche, a las 21:50, el alcalde Jorge Áñez llamó al COE a una reunión de urgencia para evaluar los impactos del desastre y analizar las respuestas del Gobierno y la Gobernación frente al pedido de ayuda.

2
Decenas de familias del sector norte de Rurrenabaque abandonaron este domingo sus viviendas y se instalaron en carpas, a raíz de la crecida del río Beni. El COE solicitó al Gobierno que declare a Beni zona de desastre nacional.

3
El gobernador Carmelo Lens anunció que hoy llevará auxilio, alimentos y medicina para los damnificados de la periferia de la capital de Beni.

Desde el agua

Un generador raciona la luz
Ayer hubo energía eléctrica en San Borja solo desde las 19:00 hasta la medianoche. Un generador eléctrico a diésel permitirá devolver el suministro de luz hoy a partir de las 7:00. El problema es que ya no hay combustible.

La tragedia une
El alcalde Jorge Áñez y cinco de los siete concejales de San Borja, de oficialismo y oposición, fueron vistos en trabajos de rescate y asistencia a la población, en inspecciones a pie y en bote.

Una palizada
La Gobernación de Beni alertó que una palizada sobre el río Maniqui ha provocado los desbordes que golpean a San Borja. Según la administración de Carmelo Lens, la limpieza fue pagada en la gestión de Haisen Ribera, pero no fue ejecutada.

Olla común
La Alcaldía ha organizado a los evacuados en campamentos, donde la comida se raciona y se distribuye en olla común. En las próximas horas se acabará el alimento en el pueblo, dicen los ediles.

Se pronostica lluvias
De acuerdo con el Senamhi, para todo el mes están previstas lluvias que afectarán a la provincia Ballivián, donde queda ubicada San Borja.

El rescate del ganado en las zonas inundadas es un viacrucis

El puerto Mamoré, sobre el río del mismo nombre, entre las provincias Moxos y Trinidad, es uno de los testigos silenciosos del drama diario que vive el ganado de pequeño porte afectado por las inundaciones en Beni.

Los torillos de un año o año y medio, y que hasta hace poco permanecían en buenas condiciones en los campos de recría, desde hace más de una semana que están con las patas remojando en el agua, por lo que su relocalización es una tarea inminente, de lo contrario morirán.

Pero ese traslado se ha convertido en un viacrucis en que muchos mueren en el intento. Los más pequeños están tan débiles que los ganaderos han decidido reubicarlos en alguna parte más seca hasta que repongan energías. Pero los otros, que son mayoría, se someten a un viaje de varios días que se hace casi eterno.

Los arreadores sacan a los torillos de las propiedades hasta  la carretera que une San Ignacio con Trinidad y que está deshecha por la lluvia. Los pequeños animales se ven obligados a caminar casi dos días en estas condiciones, los más débiles terminan siendo arrastrados por el agua. Para colmo de males, en el camino no faltan quienes se aprovechan de la desgracia y como ‘buitres’ carnean a los animales muertos. Las reses que quedan vivas deben sacar fuerzas para salvarse. 

beni-2014-bolivia-informaFaltan pontones

Y el viaje continúa rumbo al puerto Mamoré. Una vez allí, otro lío es conseguir pontones para trasladarlos. El ganadero Abraham Nogales dice que deben turnarse para subir a los animales a los pontones, que son pocos. En el último traslado solo había tres, con capacidad para 500 torillos. Lo peor es  cuando los torillos llegan al puerto, pues debido a su debilidad ahí muere otro tanto.

Una vez en los pontones tienen que aguantar un viaje de cuatro horas hasta que llegan a puerto Varador, ubicado en Trinidad, al otro bando del afluente. Allí los desembarcan en unos corrales, los únicos que hay en el lugar, que por las lluvias y el tránsito de ganado se han convertido en un mar de lodo donde los torillos quedan atrapados hasta subir a un camión que los trasladará a Santa Cruz.

Pero ese es otro desafío grande. Muchos animales, que ya están piel y hueso, como dice Nogales, no soportan el esfuerzo para subir al camión en medio del lodazal y son aplastados por otros, hasta que fallecen. Un animal de este porte comúnmente debe pesar entre 170 y 200 kilos, pero estos tienen menos de 140. No haberse alimentado bien durante tantos días los hace presa fácil de la anemia.

De los 800 torillos que Nogales trasladó en el último hato a Trinidad, 100 murieron en la ruta. Y esa es la historia de muchos ganaderos de la zona. Por cada torillo pierden de $us 250 a 300.

Los torillos son llevados a campos de engorde en Santa Cruz. Deben aguantar otro viaje de 14 horas en camión, lo que algunos no logran y mueren aplastados por el resto. Una vez en Santa Cruz, los animales tardan casi una semana en recuperarse del desgaste y dos meses para alcanzar su peso normal.

En las islas artificiales

En otras propiedades de la provincia Ballivián el ganado más grande continúa en islas de tierra más alta en medio de las propiedades. Pero este año la lluvia ha sido tan fuerte que desde hace días tienen el agua hasta las canillas.

Aunque algunos ganaderos hacen peripecias para sacar parte de los animales, en otros casos eso es imposible por el nivel de las aguas y solo les queda enviar gente con algunas ramas de árboles que les sirve de comida. Si bien el agua ha bajado un poco, el principal problema para estas reses es la falta de alimento. // El Deber (BO)

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