Por qué las resacas son peores después de los 30, según la ciencia

¿Dudabas si era impresión tuya eso de que las resacas te sientan mucho peor a partir de la treintena? En absoluto: según la ciencia, existe una razón biológica por la cual los efectos del alcohol son más duros en nuestros cuerpos a medida que envejecemos.

Llamamos resaca al conjunto de síntomas que nuestro organismo experimenta tras un consumo excesivo de alcohol, entre los que se incluyen debilidad y fatiga, sed y sequedad bucal, mayor sensibilidad ante la luz y el sonido, vómitos y náuseas, dolor de estómago, temblores, mareos, mala higiene del sueño, arritmias, ansiedad, depresión, irritabilidad y una menor capacidad de concentración.Cuestión de salud

Ninguna cantidad de alcohol es buena, y estos síntomas jamás son agradables, incluso pueden hacer que te percates de que sufres un problema de alcoholismo si realizas un consumo regular y por tanto, de riesgo, pero a partir de los 30 casi todas las personas reparan en que los efectos de beber unas copas se agudizan al día siguiente, resultando molestos, problemáticos o extendidos en el tiempo. 

La ciencia nos revela que con el paso de los años perdemos elasticidad. Brad Lander psicológo especialista en adicciones en la Universidad Estatal de Ohio explica a Healthline que a medida que envejecemos el alcohol puede crear problemas con el equilibrio y disminuir el tiempo de reacción que conduce a accidentes como los resbalones o las caídas, entre otras cosas.

Un estudio del grupo británico Redemption revela que el efecto de la resaca aumenta precisamente después de los 30, algo que debería invitara a las personas a moderar el consumo a partir de dicha edad. No está de más recordar que el metabolismo se ralentiza con la edad, mientras que la grasa corporal aumenta -algo que acarrea menores niveles de deshidrogenasa, la enzima que descompone el alcohol en el estómago, lo que conduce a una menor tolerancia.

Si hablamos de cantidades más elevadas de alcohol, los riesgos de multiplican: a largo plazo se incrementan los riesgos de padecer deterioro cognitivo, amnesia, demencia, problemas de visión, desequilibrio y caídas o incapacidad para caminar, así como dolores y disfunciones nerviosas, dolores musculares o hipertensión arterial. En otras palabras, lejos de la intoxicación aguda, los efectos negativos permanecen más allá de la resaca si el consumo es continuado y excesivo.

Somos menos elásticos y más vulnerables al alcohol con la edad

Es importante detectar los motivos de consumo para paliar el problema: muchas personas beben para dormir mejor, aislarse de sus problemas, matar el aburrimiento y la tristeza que conlleva el afrontamiento de la pérdida, socializar o encajar dentro de determinados patrones sociales. Cuanto mayor eres, menos elástico y más vulnerable eres a los factores de estrés ambiental como el alcohol. Esto sucede porque los telómeros, tramos de ADN que viven al final de nuestros cromosomas y protegen nuestros datos genéticos, se acortan a medida que envejecemos.

Recordamos que con respecto al consumo de bebidas alcohólicas, se recomienda no superar los 20 gramos de alcohol al día para las mujeres, 30 gramos en el caso de los hombres. Recuerda que el alcohol agrava el riesgo de padecer cáncer, problemas digestivos y pancreatitis, demencia temprana, depresión, ansiedad, disfunciones sexuales o diabetes, así como empeorar problemas como úlceras, hipertensión arterial, osteoporosis y diversos problemas cardiovasculares.// TICbeat

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