Nació el 13 de abril de 1820, en Tarata, Cochabamba, y fue asesinado el 23 de noviembre de 1871 en Lima, Perú.
Fue presidente tras dar un golpe de Estado a su antecesor el 28 de diciembre de 1864 y concluyó su mandato al ser derrocado el 15 de enero de 1871.
Su gobierno fue el más funesto para el país por sus disposiciones arbitrarias como entregar de forma gratuita territorio boliviano a Chile y Brasil, desconociendo la magnitud de sus decisiones; abrogó la Constitución, disolvió el Consejo de Estado y suprimió las municipalidades; declaró soberanía compartida entre Bolivia y Chile sobre los paralelos 23 y 25 donde se hallaban las guaneras de Mejillones, lo que provocó la invasión chilena.
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Mariano Melgarejo (1864-1871)
Gobernó durante seis años, desde el 28 de diciembre de 1864 al 15 de enero de 1871, su gobierno se caracterizó por una mala administración, puesto que llegó a consolidar grandes pérdidas territoriales en desmedro del país.
Melgarejo nació en 1820 en Tarata y murió en Lima en 1971, se dedicó a la vida militar y fue ambicioso de poder.
En 1864 se proclamó mandatario después de un golpe de Estado al general José María de Achá, y un año después, en 1865 el expresidente Belzu que se encontraba exiliado en Europa volvió al país para intentar recuperar el Gobierno, pero Melgarejo le dio muerte en el Palacio de Gobierno, donde salió al balcón y gritó ante la multitud Belzu ha muerto ahora ¿quién vive?.
Sus más polémicas acciones como presidente fueron la cesión de extensos territorios a Chile y Brasil y, la promulgación de un decreto por el cual dispuso la enajenación de las tierras comunitarias de los indígenas.
Los acuerdos de 1866 con Chile y de 1867 con Brasil, fueron calificados como la expresión más culminante de servilismo, ignorancia y entreguismo.
En el tratado que hizo con Chile le concedía al vecino país repartir a medias las riquezas de Mejillones por la explotación de guano y salitre, de esta forma le concedía a Chile todo lo que quedaba al Sur del paralelo 24, además mediante este acuerdo se permitía la libre exportación de minerales a través de los puertos bolivianos sin pagar impuestos, lo cual originó que Bolivia pierda su soberanía. El acuerdo con Chile sirvió al vecino país de pretexto para el despojo posterior de la costa marítima de Bolivia.
En el caso del acuerdo con Brasil, Melgarejo acordó con el diplomático brasileño Felipe López Netto la cesión de casi 300 mil kilómetros cuadrados en la frontera Noreste, lo que arrebató a Bolivia la salida al río Madeira y dejó para la vecina nación todo lo que quedase en la margen derecha del río Paraguay.
Otra cuestionada acción de Melgarejo fue la promulgación del Decreto Supremo del 20 de marzo de 1866 por el cual promovía la adjudicación fácil de las tierras de comunidad a favor de un grupo selecto de personas que pudieran comprar grandes extensiones, de esta forma rompió con un derecho adquirido por los indígenas desde el virreinato.
Su vanidad lo llevó a perjudicar gravemente el valor monetario en Bolivia, pues disminuyendo la ley de la moneda de un 25% hizo acuñar los pesos melgarejos que llevaban en vez del escudo nacional, su busto y de su ministro predilecto.
Melgarejo resistió al menos 24 intentos de derrocarlo. Eso explica una de sus famosas frases "Confianza ni en mi camisa" que dio paso a un fusilamiento de esta prenda de vestir.
Fue derrocado el 15 de enero de 1871 por el general Agustín Morales y diez días después murió asesinado en Lima.// La Patria
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Melgarejo, un personaje oscuro de la historia nacional
En la historia de Bolivia, se tuvo a "grandes" presidentes que trabajaron por el pueblo y no se sirvieron de él, a "grandes" intelectuales que en su época labraron el destino de un país con una visión de desarrollo e integración, entre ellos se destacan: El Mariscal Antonio José de Sucre, Isidoro Belzu, Hernán Siles Zuazo, José Ballivián, Andrés de Santa Cruz y otros que tuvieron algunas aristas por la ingobernabilidad existente en el país desde su fundación.
Pero, también Bolivia tuvo presidentes malos, malísimos e ignorantes, ojo que cuando usamos esos términos no es una actitud de discriminación o de racismo, sino que la historia los juzga como tales, entre ellos, los tenemos por ejemplo a Daniel Salamanca, Mariano Melgarejo, Hilarión Daza, García Meza, Hugo Banzer y otros.
Los bolivianos tuvimos, tenemos y tendremos gobernantes de esas características, buenos y malos, subyugados al imperio norteamericano, venezolano, cubano u otros, pero que si bien ahora no son aceptadas nuestras críticas u observaciones, mañana la historia los juzgará y será un hecho al cual no podrán escapar, así se vayan del país.
Ese es el ejemplo que queremos reflejar con uno de los presidentes más "locos" e "con vaciedad" que tuvo el país, su nombre, Mariano Melgarejo.
Nació el 13 de abril de 1820 en Tarata departamento de Cochabamba.
Cuando era un adolescente ingresó al ejército nacional, que en esa época, y como lo denomina Carlos Mesa en su libro: "Presidentes de Bolivia, entre urnas y fusiles", era el camino para las personas que no tenían inclinaciones a la vida del civilismo, buscando en la profesión militar fáciles ascensos y buenas perspectivas para llegar a puestos altos en la sociedad.
A fines de 1864 el general Melgarejo halló una ocasión propicia para satisfacer su ambición y su temperamento belicoso. El 28 de diciembre de aquel año se proclamó presidente de la república, cuando se presentó en la puerta del cuartel del escuadrón "Rifleros" en Cochabamba. Seis años después, el 15 de enero de 1871 cayó del poder en sangriento combate en La Paz. El mismo año murió asesinado a la edad de 51 años en el Perú, por su cuñado, el Gral. Aurelio Sánchez.
GESTIÓN
Al margen de ser un alcohólico, sus locuras como presidente y luego como dictador, durante su gestión mantuvo una economía con niveles razonables de equilibrio; él eliminó el monopolio estatal y respaldó a los mineros grandes; creó el banco de hipotecas; despojó de sus tierras de comunidad a los indígenas.
Los hechos más nefastos de su gestión fueron las firmas de dos tratados, uno con Chile y otro con Brasil, que dieron pie a grandes pérdidas territoriales, como el Litoral años más tarde (1879) y cedió 300.000 kilómetros cuadrados al Brasil.
DICHOS Y HECHOS
Si bien la historia lo juzga como a uno de los peores presidentes de Bolivia, un tirano y dictador, para algunos historiadores Melgarejo fue todo lo contrario, aunque con la descripción de sus actos, se llega a tener el mismo concepto.
Uno de ellos es Tomas O’Connor D’Arlach, quien en su libro "Dichos y hechos del General Melgarejo", comparte el criterio del escritor Pablo Subieta, calificando a Melgarejo como un hombre ingénitamente bueno, en quien las pasiones, los instintos sensuales y las tendencias orgánicas, habían sofocado los gérmenes de la virtud que con cuidadosa educación hubiese salvado de un naufragio.
O’Connor refleja en su libro el comportamiento de Melgarejo a través de varios episodios y queremos rescatar varios de ellos, para que usted saque su propio concepto. Les reiteramos, solo a los hechos nos remitiremos, cuando aquel militar fue presidente de los bolivianos.
AHOGAR
En agosto de 1865 cuando Melgarejo iba a Sucre, al pasar el famoso Río Grande que se halla entre los departamentos de Cochabamba y Chuquisaca, la mujer de un soldado fue arrastrada por la corriente impetuosa de las aguas y no pudiendo salvarla varios soldados, la mujer empezaba a ahogarse.
Al ver eso Melgarejo, monto su caballo y dijo: "Donde está Melgarejo nadie se ahoga", luego penetró en el río y dio alcance a la mujer del soldado, la cogió por los cabellos y salió con ella hasta la orilla, ante el júbilo de sus tropas.
HOLOFERNES
Una tarde de 1871, durante un gran banquete en el palacio de gobierno de La Paz, Melgarejo cansado de oír tantos brindis que sus cortesanos le dirigían, saturados de adulación y bajeza dijo a estos: "Señores. Creo que bastante han bebido ya ustedes a mi salud. Ahora les pido una copa a la salud de mi Holofernes".
Acto seguido hizo sacar al caballo de la caballeriza y aquellos hombres brindaron por el caballo Holofernes, además pidió que uno de los invitados dé con mano propia, el forraje para el cuadrúpedo.
FRANCIA
Melgarejo era "invencible ignorante", al punto que un día en 1869 cuando estaba excitado por el alcohol, recibió la noticia de que había una confrontación bélica entre Francia y Prusia, y como el militar era muy querendón de Francia, pidió a su ejército que forme a esa hora, medianoche, dio la orden de ir a defender al país galo y encabezando sus tropas les dijo:
"¡Soldados! La integridad de Francia está amenazada por Prusia. Quien amenaza a Francia, amenaza a la civilización y a la libertad. Voy a proteger a los franceses, que son nuestros mejores amigos y a quienes amo tanto. Vais conmigo a atravesar a nado el Océano, pero cuidado con mojar las municiones".
Cuando iban en camino, una lluvia torrencial comenzó a caer, y con el agua se refrescó la cabeza. Sus ministros le pidieron parar la marcha, ya un poco más sobrio, dio la orden y al amanecer su ejército volvió a La Paz y él al Palacio de Gobierno.
CAMISA
Era un día frío y nublado en La Paz, Melgarejo se levantó de la cama, recibió la noticia de haberse descubierto un plan revolucionario, como la mayoría de los mandatarios que tuvo Bolivia, en el que figuraba un jefe en quién él tenía plena confianza.
Melgarejo dijo en nadie debo ya confiar. Y como el jefe que con él hablaba, le dijera que no había cuidado, que triunfaría siempre y que su excelencia debería tener plena confianza en la lealtad de su ejército, a lo que contestó Melgarejo: "¿Confianza? ¡Ni en la camisa!".
Melgarejo se sacó la camisa, la colgó en la pared, llamó a cuatro rifleros de su guardia y dio la orden de fusilar a su camisa, que fue quemada a balazos.
NUBES
Era un día sombrío y nebuloso, los truenos se oían a lo lejos como anuncio de tempestad y el relámpago brillaba entre las nubes negras. Melgarejo pasaba revista al ejército en el pampón de Oruro.
La lluvia comenzaba a caer cuando el militar dirigió una proclama a sus tropas: "¡Soldados! Ni los elementos han de oponerse al poder del grande e invencible ejército de diciembre y de su capitán general. Despejad esas nubes con el humo de la pólvora de vuestras armas y que ellas purifiquen la atmósfera. "¡Fuego con las nubes!".
El ejército disparo a las nubes, y fue la casualidad que efectivamente se despejará la atmósfera, cesara la lluvia y el sol ilumine nuevamente al ejército.
Las bandas de música del ejército tocaron dianas y los soldados vitorearon a su capitán general.
CARNAVAL
Era el carnaval de 1866 y Melgarejo quiso demostrar a toda la ciudadanía boliviana que él no era un hombre de fiestas u orgías, como se lo conocía, por el contrario decidió encerrarse en el Palacio, durante los días de festejos, además de hacer notar que no asistiría a ninguna invitación carnavalera.
Los resultados de su encierro comenzaron a notarse por los comentarios de la sociedad paceña, que aplaudió el comportamiento de Melgarejo, pensando que estaba cambiando y que el país tendría mejores días con un gobernador sobrio.
Sin embargo, cuando llegó el martes de carnaval, el militar se sintió vencido por su adicción al alcohol y pidió a su edecán que le sirva cerveza, y solo comenzó a beber, sin más compañía que la presencia del edecán de guardia.
Cuando ya se encontraba borracho, ordenó que entre al Palacio toda la guardia y que cierren las puertas. Hizo pedir una guitarra y se puso a tocar y a bailar con los soldados, a quienes dio la siguiente orden:
"Desde este momento, hasta mañana, ninguno de vosotros me habéis de dar tratamiento, ni me habéis de llamar excelencia, ni general, ni siquiera de usted. Todos hemos de tutearnos como compañeros; el carnaval es la fiesta de la democracia, y a mí me gustan las cosas claras".
Posteriormente, le tutearon todos, comieron, bebieron hasta que todos, desde el presidente hasta el último soldado, cayeron rendidos por el alcohol y el sueño.
MARCHEN
Un día un ministro extranjero visitó en Palacio a Melgarejo, y como hablaban de disciplina y subordinación que había notado en el ejército dijo: "¡Oh! Es tanta que ahora mismo le voy a dar a usted una prueba de ella".
Y llamando al edecán de guardia, le ordenó que hicieran formar, sin armas, el escuadrón Escolta en el interior del salón.
Melgarejo se colocó en uno de los balcones de Palacio, abrió las ventanas de par en par y dio la voz de mando:
¡De frente paso redoblado, marchen! Los soldados marcharon hasta el balcón, llegando al borde no interrumpieron la marcha, y siguieron su paso hasta lanzarse del balcón hacia la calle. Con ello quedó demostrado cuán fieles eran los soldados de Melgarejo.
Un pequeño vistazo de algunos de los episodios que vivió Melgarejo en el siglo XIX cuando estuvo al mando de Bolivia, y cientos de historias alocadas que vivió no solo a consecuencia del alcohol, sino también de su mal genio, de sus sentimientos y también de su buen ánimo, sin contar las ejecuciones que ordenó o las expulsiones del país, de ciudadanos que no eran de su agrado.
Consideramos a Melgarejo como uno de los malos presidentes que tuvo Bolivia, quizás no el peor, y que lamentablemente a lo largo de la historia del país, muchos de ellos existieron, existen y existirán para hacer del poder efímero, una forma de vida.// La Patria
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