Un boxeador que colgó los guantes ahora es peluquero

Al ingresar  a la peluquería de  Santos Paredes es difícil no mirar, entre las  imágenes de  looks y modelos sugeridos para los clientes,    una fotografía antigua  de dos boxeadores en pleno combate.

"Lo de la peluquería la heredé de mi medio  hermano mayor, Demetrio Gutiérrez, que me enseñó el oficio cuando vivíamos en Huanuni”, cuenta con las tijeras en  mano.

Tiene el cabello rizado y  un corte con una pequeña melena. Su mirada refuerza la seriedad de una semimueca que dibujan sus gruesos labios.

"Yo no quiero que me digan estilista porque ellos son más estudiados. Salen bachilleres y van al instituto. En cambio, yo sólo cursé hasta sexto de primaria”, apunta con los ojos abiertos.

Historias de vidaA un costado de la sala donde realiza los cortes se ve la foto de dos boxeadores en un ring, uno de ellos mira al rival en el suelo.

-"¿Quién es el de la foto?”, surge la pregunta. Luego de un cruce de miradas, y una sonrisa en el espejo, llega la respuesta. "Soy yo, jovenazo, en mis buenos tiempos”, dice Paredes deteniendo las manos y las tijeras.

Santos El combito Paredes (57) fue boxeador que entre 1980 y 1981 participó en dos campeonatos nacionales con un gran desempeño. Treinta y tres  años después mantiene su principal oficio de  peluquero, que lo ejerce  desde los 13.

Relata en tono de nostalgia  que siendo peso mosca, una categoría bastante ligera en boxeo, los entrenadores solían "entregarlo” a boxeadores de pesos un poco más altos en box como pluma o ligero.

El combito nació en Huanuni en 1957 y es el menor de cuatro hermanos. Perdió a su padre, quien era minero, cuando tenía siete años, y a su madre, a los 14.

En un principio vivía con sus hermanos, pero cuando ellos se casaron abandonó su casa para no estorbar, dijo. "Cuando tenía 15 años, un señor me llevó a Buenos Aires para que vendiera tucumanas”, recuerda.

Una vez en la capital argentina, y con una venta de empanadas insuficiente para generar ingresos, empezó a limpiar el gimnasio de un coliseo luego de sus entrenamientos de box.

En una ocasión -recuerda-, uno de los boxeadores le preguntó con qué mano escribía. Respondió que con la zurda.  "Mirá que los zurdos son difíciles de controlar, tenés que aprovechar, pibe”, le dijo ese pugilista al hoy hábil peluquero.

"Yo no sabía quién era. Años más tarde me enteré que era Carlos Monzón (campeón mundial argentino de aquel entonces)”, recuerda con una sonrisa de satisfacción tras su encuentro con uno de los mejores boxeadores del continente.

Fue en ese país que Paredes se inició en las lides del boxeo. Los organizadores de peleas lo colocaron de sparring a nivel amateur en nueve peleas. Sus trabajos de cargador en Huanuni,  luego de la muerte de su madre, le ayudaron a desarrollar su físico robusto y ágil a la vez. Volvió al país con nueve combates encima.

"Antes se peleaba por una lata de leche o por un almuerzo”, comenta mientras su hijo de 17 años usa la secadora de cabello para salir al colegio. "Yo creo que mi hijo tiene cualidades para pelear pero no quiero que lo haga”, señala el exboxeador.

La última vez que Paredes se puso los pantalones cortos fue en 1996 en Cochabamba. Recuerda que aquel lance fue contra el orureño René Ferrufino en el coliseo de esa ciudad.

"En mi carrera tuve más de 90 peleas, recuerdo que gané por lo menos 70”. Él no sabía que el enfrentamiento con Ferrufino iba a ser el último. "¿Qué gano peleando, más allá de los halagos?, me cuestioné luego de esa pelea”.

Fue entonces cuando El combito decidió alejarse del box, que le dejó prácticamente sin audición el oído derecho.

Además, cuenta que por su fanatismo por este deporte y la poca remuneración que genera, perdió su  hogar en Santa Cruz. Sin embargo, mantiene contacto con sus tres hijas que viven allá.

En su actual matrimonio tiene tres hijos y trabaja junto a su esposa en la peluquería. "Para progresar  propuse enseñarle el oficio para trabajar juntos y estamos casi 13 años aquí”, cuenta mientras ojea una revista.

Entre los pugilistas  que considera que son referentes suyos están Freddy Foronda, Alberto Quilla, Juan Callisaya, Isidro Guarachi y  Wálter Tataque Quisbert, a quienes conoció a lo largo de su carrera, principalmente en Santa Cruz y Cochabamba.

Para Paredes, en el país es difícil vivir del box ya que uno  se  "vuelve  más pobre”. "Ahora no hay incentivo para este deporte  en La Paz. No veo campeonatos como antes”, relata. Agradece el legado familiar de la peluquería, que le permite subsistir.

Box  y peluquería

Inicios  Santos Paredes Cena nació en Huanuni, Oruro, el 27 de julio de 1957. Vivió en Argentina un par de años a finales de los 70 y fue ahí donde comenzó a boxear.

Estudios  Cursó primaria en Huanuni hasta sexto  de primaria.  Considera que a pesar de no haber  estudiado para peluquero, éste es un oficio en el que "se aprende haciendo”.

Familia  Fue el menor de cuatro hermanos. El mayor es  un medio hermano. Sus padres fallecieron cuando tenía  siete  (padre) y cuando tenía 14 (madre). Tiene seis hijos, tres viven en  Santa Cruz y tres en La Paz.

Trayectoria  Más de 90 peleas entre oficiales y no oficiales como sparring (de boxeadores de mayor pesaje). Según su récord personal, cuenta con aproximadamente 70 victorias. Participó en el campeonato nacional de boxeo realizado en Potosí en 1980. Participó en el campeonato Guantes de Oro de Huanuni en 1981. Se retiró en 1996.

El combito  En Huanuni, lugar al que volvió después de su paso por Argentina, conoció a un peleador callejero. Este personaje solía desafiar a sus contrincantes diciéndoles que les iba a dar un "combazo”. Paredes heredó el apodo por la potencia de su zurda.

Las tijeras  El oficio de la peluquería lo heredó de su hermano mayor. Desde los 14 años estuvo vinculado a la peluquería y al lugar al que fue la practicó. Cuando vivía en Santa Cruz tenía su salón en La Ramada. En La Paz lleva 18 años en su peluquería de la 17 de Obrajes. Trabaja  con su esposa.// Página Siete (BO)

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