‘Íntimas’ La primera novela feminista de Adela Zamudio

Hace un siglo —en 1913—, cuando Adela Zamudio publicó su novela Íntimas, un crítico, en la prensa de Cochabamba, le sugirió a “la señorita Zamudio” que siga escribiendo poemas, que eso sabía hacer bien, pero que deje en paz a la novela, que es una cosa de hombres.

El hecho es que Zamudio (1854-1928) no escribió más novelas, intentó recoger los pocos ejemplares de Íntimas que habían circulado —además, la edición, impresa en La Paz, era muy defectuosa— y la novela fue inmediatamente olvidada.

Y en esa condición permaneció hasta fines del siglo XX, cuando Leonardo García Pabón —boliviano, profesor de literatura latinoamericano de la Universidad de Oregon, Estados Unidos— la redescubrió.

“Estaba preparando mi libro La patria íntima —cuenta el académico que en agosto participó en el Sexto Foro de Escritores Bolivianos realizado en Cochabamba— y buscando textos significativos de la literatura boliviana me di cuenta de que habían grandes lagunas, que habían pocas escritoras mujeres. La más conocida era Adela Zamudio y cuando se hablaba de ella se nombraba su novela Íntimas, pero generalmente de forma muy despectiva.

Libros y escritores bolivianosAsí que decidí valorarla directamente. Por suerte, en Estados Unidos, tenía acceso a una red de bibliotecas y pude hacer que me mandaran un ejemplar de la única edición de la novela, la de 1913. Me gustó y así escribí el ensayo que está La patria íntima (1998)”. Más adelante, en 2007, García Pabón preparó la edición crítica de la novela de Zamudio, y con ella se inauguró la colección Letras Fundacionales de Plural Editores, dirigida por el propio García Pabón, y orientada a la publicación de ediciones anotadas y estudiadas de los principales autores nacionales.

Redescubierta y reeditada, la breve obra narrativa de Zamudio hizo su camino muy rápidamente. Después de casi un siglo de olvido, hoy es considerada una de las quince novelas fundamentales de la literatura boliviana. Un consenso crítico decidió su incorporación en la colección que precisamente con ese nombre —Las quince novelas fundamentales de Bolivia— el ministerio de Culturas  editó en 2012. En este sentido, es uno de los pocos casos en nuestras letras de un trabajo académico que logra un impacto significativo en el mundo real de la literatura.  feminismo.

Willy Óscar Muñoz en su recientemente publicado Diccionario crítico de novelistas bolivianas, en la entrada correspondiente a Adela Zamudio, escribe: “Íntimas (1913) es su única novela, texto prácticamente desconocido inclusive por los expertos de la literatura boliviana hasta que Leonardo García Pabón la reedita a fines del siglo XX.

Este desconocimiento se debe a que este texto fue criticado inclusive por aquellos que admiraban la poesía de Zamudio. García Pabón concluye que esta novela fue rechazada porque no seguía las estrategias del realismo, la modalidad que dominaba la literatura boliviana en ese tiempo. Ese realismo se caracterizaba por la representación tipificada de grupos sociales (indios, hacendados, burgueses, mineros), codificación realizada por un narrador racional, masculino, cuya meta era ficcionalizar la problemática del imaginario de la nación. En cambio, Zamudio opta por escribir una novela epistolar que confiere mayor importancia a la psicología de sus personajes, pero sin dejar de lado el aspecto social.”   Pero hay más, Según García Pabón, la crítica negativa que recibió en su momento la novela de Zamudio fue una crítica a ella como mujer escritora.

“Desde el punto de vista de su recepción —dice el académico— Íntimas viene marcada desde su primera edición por la crítica de género. Los críticos hombres, ya se ha repetido, le dicen a doña Adela que vuelva a escribir poemas, que no se meta a escribir novelas. No la critican porque la historia que cuenta pueda ser o no aburrida o porque utiliza de tal manera el narrador, la crítica es directamente de género. Lo que está mal es que una mujer escriba novelas”.    “En la primera lectura moderna de Íntimas, que es la que yo hice en La patria íntima —continúa el crítico—, se rescata su postura feminista. Adela Zamudio ya era una feminista en la vida práctica —hay que recordar su lucha por la educación de las niñas—, pero también es importante remarcar que tenía una postura feminista en el texto. En Íntimas hay una narradora que escribe, por medio de cartas, desde el punto de vista de la mujer”.   

Muñoz también destaca esta faceta de la novela de Zamudio. “Adela Zamudio —escribe en su Diccionario— ficcionaliza los aspectos liminares de la nación boliviana, a pesar de que, como mujer, ella estaba excluida del espacio público, el que no formaba parte de la experiencia de la mujer boliviana. Para lograr ese propósito, ella codifica un texto que refleja más auténticamente el alma de la mujer, su querer ser; deja de concebirla como un ser abnegado que vive para otros, cuya existencia es satisfacer las exigencias del varón, postura que contradice la imagen deformada presentada por el logos masculino. Con el mismo propósito subversivo, recurre a otra modalidad discursiva, a la novela epistolar, considerada un género menor, escritura más asociada a la mujer”.

El creciente reconocimiento que está logrando Íntimas tiene otros efectos sobre la literatura boliviana. El descubrimiento de la primera novela feminista permite trazar líneas de continuidad. En estos días se recuerda, por ejemplo, a Yolanda Bedregal y con ella a su novela Bajo el oscuro sol (1971) que es también una escritura feminista. Y como tal, pese a los años que las separan, puede dialogar con la novela de Zamudio.// La Razón (COM)

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