Vegetación de la zona intersalar de cultivos de quinua tardará en recuperarse de 50 a 100 años, según investigación

La ampliación de la frontera agrícola de la quinua y su modelo intensivo de producción está convirtiendo a la zona intersalar de Bolivia en una región desértica. La sucesión vegetal en el lugar tardará entre 50 a 100 años -siempre y cuando- las condiciones tanto bioclimáticas como antropogénicas sean buenas, señala un estudio del Herbario Nacional de Bolivia del Instituto de Ecología de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).

“Bajo esta condición de cultivo intensivo que se produce en la región, la vegetación en mejores condiciones bioclimáticas y antropogénicas tardaría entre 50 a 100 años de recuperarse, pero si se sigue con esta forma de cultivo es casi imposible que la vegetación se pueda recuperar”, afirma la bióloga e investigadora, Julieta Acho al Periódico Digital del PIEB.

El estudio denominado “Sucesión vegetal en cultivos de quinua en la región intersalar de Bolivia” realizado por Richard Joffre en Acho y Emilia García, es parte del programa EQUECO (Emergencia de la Quinua en el Comercio Mundial) a cargo de la institución IRD (Institut de Recherche pour le Développement).

“Si el avance de la frontera agrícola continua y se recorta los años de descanso de las parcelas de cultivo, se evitará una regeneración poblacional y los suelos quedarán expuestos a erosión eólica e hídrica, repercutiendo en una futura desertificación de la región”, señala el estudio.

Acho señala que si no se cambia la forma de cultivo pronto la zona intersalar de Bolivia que comparten los departamentos de Oruro y Potosí, se convertirá en una región desértica porque las plantaciones de quinua se acercan cada vez más hacia la vegetación nativa, es decir, los tolares que cada vez son menos.

El estudio que comprendió el periodo 2008 al 2010, se realizó en la principal zona de producción de quinua real orgánica destinada para la exportación, en la región intersalar caracterizada por fuertes limitaciones ambientales de aridez extrema, heladas, suelos pobres, entre otros. Las comunidades de Juira, Hizo y Chacoma fueron elegidas para el trabajo de campo.

Julieta Acho estuvo a cargo de la recolección de la vegetación en la región de estudio. Registró 94 especies, de las cuales 44 corresponden a la flora nativa y ocho a especies adventicias de las parcelas en descanso.

Tierras áridas en BoliviaPara analizar el proceso de sucesión vegetal, la bióloga recolectó muestras en parcelas en descanso después de la cosecha, en situación de descanso corto (3 años), en descanso intermedio (4 a 6 años), y en largo descanso (7 a 10 años) y las comparó con aquellas plantas de cultivos intensivos.

Se determinó que la estructura y composición florística de la región es de vegetación abierta, baja, con dominancia de las familias Asteraceae, Poaceae, Chenopodiaceae, Boraginaceae, Fabaceae y Solanaceae, coincidentes con la composición florística propia de la puna semiárida.

La sostenibilidad ecológica del sistema productivo en general y de la quinua en particular, dice la investigadora, dependerá de mantener los campos de cultivo de quinua, las parcelas de descanso y las formaciones de vegetación nativas, por lo que recomendó potencializar el uso de las parcelas ya destinadas para el cultivo y no seguir con el “desthole”.// PIEB

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