Estudio del CEDLA: En Bolivia se reporta más asalariados, pero menos salario

La masa de asalariados se ha incrementado en los últimos diez años hasta llegar, en 2009, al 40,1% de la población ocupada. Mucha más gente vive ahora de vender su fuerza de trabajo, aunque a cambio de un salario con el que cada vez se compran menos bienes de consumo básico.

“Más asalariados, menos salarios” es el título del libro publicado por el CEDLA, que plantea la reflexión respecto de la configuración económica de la fuerza de trabajo en el país. Bruno Rojas y Silvia Escobar de Pabón son los investigadores que estudiaron este fenómeno con el propósito de responder a la versión de que Bolivia se construye con esfuerzos individuales, emprendedores, microempresarios.

Economía bolivianaLos asalariados forman una fuerza importante. Bruno Rojas explica que “podemos ver que sus salarios nominalmente se incrementan, pero lo que pueden adquirir para cubrir sus necesidades ha ido disminuyendo paulatinamente”.

En 2010 el 61% de los asalariados tenía un ingreso mensual insuficiente para cubrir al menos el costo de la canasta normativa alimentaria, en otras palabras no alcanza ni para cubrir los alimentos. No solo eso sino que en esta época sucede un proceso acentuado de “diferenciación salarial entre trabajadores calificados y no calificados, permanentes y temporales, de planta y subcontratados, etcétera”. Los trabajadores temporales o por contrato ganan menos que sus colegas de planta, generalmente un 20% menos, sin embargo esa diferencia es favorable a los temporales en el ámbito estatal.

Los asalariados del país no son un grupo homogéneo, este sector está compuesto por algo más de un 20% de obreros, cerca de un 45% de empleados y el restante por trabajadores en el sector doméstico, hombres y mujeres.

Rojas pone énfasis en señalar que otro grupo, aproximadamente un 5%, está en condiciones de trabajadores subcontratados, como trabajadores a domicilio en pequeños talleres de producción. En este caso están invisibilizados como asalariados porque aparecen en las estadísticas como emprendedores, microempresarios o propietarios de medios a pesar de que trabajan para una empresa, capital comercial o para la exportación de ciertos productos.

“Es importante ratificar que el trabajo asalariado viene a ser central, no solo como empleo sino en la acumulación de capital, en la obtención de ganancias, porque está demostrando que el empresario más allá de invertir en maquinaria e infraestructura, está contratando cada vez más asalariados en condiciones precarias”, dice Rojas, con lo que hace referencia a que más de la mitad de los asalariados tiene empleos no calificados, como operarios, ayudantes o en labores básicas o de esfuerzo físico.

El perfil de los asalariados en país tiene que ver con un hombre o mujer, con un promedio de 33 años de edad y algo más de 12 años de estudio.

La investigación desarrollada por Bruno Rojas y Silvia Escóbar contiene además un panorama del ejercicio de los derechos individuales y colectivos, así como otras características de la situación laboral de los asalariados en Bolivia.// PIEB

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