En Bolivia: Divorciarse demanda una onerosa inversión

Si una boda demanda una inversión, divorciarse no resulta menos costoso, valor que incluye el pago de honorarios al abogado, adquisición de timbres y otros. En el mejor de los casos, un proceso podría llegar a sentencia en aproximadamente cinco meses.

Silverio Huanca, abogado de profesión, explica que “en el mundo del litigante existe un arancel” ya establecido para los casos de divorcio, que es de Bs 5.000. A esa tarifa hay que sumar el valor de los memoriales que van de 10 a 50 bolivianos, la legalización de certificados, declaraciones de bienes, compra de timbres, pasajes y otros gastos que contempla el acudir a diario al juzgado para hacer seguimiento al proceso.

“Hoy en día el que litiga y el que tiene posibilidad de ganar el proceso es el que tiene dinero. Se dice que la justicia es gratuita, pero ésa es una gran mentira”, afirma.

La abogada Teresa Montaño explica que los litigantes pagan los honorarios a medida que avanza el proceso.

45% de los casos es por asistencia familiar

Los procesos que llegan a los juzgados de familia por asistencia familiar están, en la mayoría de los casos, asociados a  sentencias de divorcio y constituyen el 45% de la carga procesal en los juzgados de familia de todo el país.

Según datos de la Gerencia de Servicios Judiciales del Consejo de la Judicatura, durante el 2010, los juzgados recibieron 22.327 demandas de las cuales se resolvieron 11.520, siendo La Paz, El Alto y sus provincias donde se presentó la mayor cantidad de demandas. Tal como en los procesos de ruptura nupcial, el número varía según la población de cada región. Según el Código de Familia, la asistencia familiar comprende todo lo indispensable para el sustento, la habitación, el vestido y la atención médica de los hijos. En el caso de que el beneficiario sea menor de edad, esta asistencia también comprende los gastos de educación y otros necesarios para que adquiera profesión u oficio.

‘Se presentó a firmar los papeles con una compañía inesperada’

Un próspero empresario tuvo que dividir sus bienes

Rolando Flores - LA PAZ

Considerando que la infidelidad es la principal causal de divorcio, la mayoría de los casos que atiende la abogada M.T. tienen que ver con este motivo.

Uno de los procesos que nunca olvidará es el referido a un próspero empresario (H.S.) quién tomó la decisión de romper su enlace matrimonial después de 30 años de convivencia y cuatro hijos ya adultos.

El hecho es que H.S. decidió dejar a su compañera de toda la vida por otra mucho más joven, pero su esposa no lo sabía.

“Era un matrimonio consolidado, el señor tuvo mucho éxito en los negocios, alcanzó los logros económicos que esperaba y buscó una princesa mucho menor que él, que le dé nuevas experiencias”, recuerda la jurista que representó al empresario. La patrocinadora explica que los dos momentos más difíciles del proceso fueron cuando la pareja tuvo que negociar la distribución de bienes y el encuentro que se produjo para firmar los papeles del divorcio.

El problema mayor se desató cuando el empresario tuvo que negociar la distribución de los bienes e inmuebles que habían adquirido durante todo ese tiempo, más considerando que habían logrado ascender económicamente.

“La ley es clara aunque dura, y en este caso mi cliente tuvo que ceder mucho antes de perderlo todo por su infidelidad. Pero más allá de las cosas materiales, quién pierde es la persona que se queda sola”, dice la abogada.

Pero la peor parte, agrega, fue cuando H.S. se presentó a firmar los papeles acompañado de su nueva pareja. “La esposa no sabía, hasta entonces, lo que sucedía y se llevó una gran sorpresa, pero pese a ello actuó con serenidad y firmó los documentos”.

‘Estuvieron casados por horas y la unión se rompió en plena celebración’

La inseguridad derivó en el arrepentimiento

Rolando Flores - LA PAZ

Tal como estaba planeado, en el día acordado, la novia y el novio llegaron a la oficina de Registro Civil para sellar su unión. Sus padres, padrinos, testigos y un reducido número de familiares les acompañaban.

El ritual se cumplió y tras media hora ambos firmaron el libro de registro y cambiaron su estado civil para convertirse en “marido y mujer” para toda la vida. Así recuerda este caso el abogado A. P, quien pide conservar su nombre en el anonimato por respeto a quienes fueron sus clientes.

Pasada la ceremonia civil, se desarrolló la unión religiosa, donde la pareja, correctamente vestida, recibió la bendición del párroco en una ceremonia donde sellaron su unión con la promesa de “lealtad y amor en las buenas y en las malas, en la riqueza o en la pobreza, en la salud o en la enfermedad.”

“De esta manera, Verónica y Ángel (nombres ficticios) iniciaban una nueva vida, al menos por unas horas”, dice el abogado.

Según el relato de la pareja al jurista, de inmediato se dirigieron al local para celebrar el evento.

“La música estaba lista, la comida, la bebida y el confeti también”, agrega.

De hecho, la fiesta comenzó con normalidad, “pero llegado un momento se produjo un serio problema. De pronto, a la madre de la esposa se le oyó gritar: “si ella quiere, mi hija se va a la casa con todos nosotros y esto acaba aquí”, recuerda el patrocinador.

En medio de la confusión se supo que los esposos tuvieron una seria discusión y Verónica le dijo que no estaba segura de lo que hacía; pese a la insistencia de Ángel, que luego se convirtió en violencia, la recién casada se marchó.

“El proceso de divorcio fue iniciado, pero aún no concluyó porque las partes lo tienen congelado, sin embargo los regalos ya se los repartieron”, afirma.// La Razón

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