Estudiar la demanda, dotación, uso, consumo, disposición,
desecho, conflictos, etc., en torno del agua desde las ciencias sociales es un
tema bastante amplio, pero además cambiante. En los últimos años, por ejemplo,
los otrora fuertes regantes de Cochabamba se han visto disminuidos en número por
el cambio de uso de suelo que da lugar a una amplia urbanización.
El sociólogo e investigador Oscar Campanini explica que la
problemática del agua fue puesta en discusión por organizaciones sociales a
partir de conflictos como la guerra del agua (2001) y otros posteriores,
mientras que el gobierno recogió esas demandas y las incorporó a su gestión
creando incluso el Ministerio del Agua.
El agua, por tanto, es un tema de necesidad latente en toda Bolivia, en sus diferentes usos para consumir, regar, e
incluso dentro de los conflictos y en situaciones como las inundaciones
granizadas, etc. “Es un tema prioritario en la cosmovisión de las organizaciones
sociales”, dice Campanini, investigador del Área de Recursos Naturales del
Centro de Documentación e Información Bolivia (CEDIB). En esta entrevista con el
Periódico Digital del PIEB, el sociólogo ofrece una mirada del tema agua en este
momento.

Como son diferentes sectores sociales los que han empezado a
tratar el tema, es a partir de sus necesidades específicas, principalmente por
sectores, no es lo ideal, en el caso del agua se debería ver la calidad de todos
los usos del agua, el agua tiene múltiples usos, y viendo esa integralidad de
los usos del agua abordar el tema de forma adecuada. Lamentablemente es por
sectores, por ejemplo el consumo doméstico del agua potable vinculado a
alcantarillado sanitario es principalmente una demanda de las áreas urbanas, en
el caso de la producción agropecuaria están los sistemas de riego en
determinadas zonas de altiplanos y valles y algunas en tierras bajas manifiestan
demanda sobre riego; algo que es importante es la contaminación, los impactos en
la salud son por agua contaminada y en este caso el uso minero tiene más
impactos. Por ahora ningún sector social lo manifiesta pero el tema de las
hidroeléctricas es importante. El tema del agua parece un poco disperso, así se
manifiesta en realidad y así lo abordamos, pero la idea es poder ver desde una
visión más integral.
¿Cochabamba es próxima a la actividad campesina rural,
persiste entre los usuarios el énfasis en el riego?
En el pasado sí, los regantes eran políticamente, incluso
numéricamente, socialmente y económicamente, un sector importante, de tal
protagonismo que han impulsado una organización a nivel nacional. En términos
concretos de infraestructura, el proyecto Misicuni tiene no sé cuantas décadas,
un componente central tenía que estar destinado a riego, pero en los últimos
años aunque no se crea eso se ha visto debilitado en forma considerable. En el
caso de los regantes, por temas políticos en buena parte, muchas organizaciones
sociales se han debilitado, pero también hay un tema de fondo, y es que los
regantes muchos ubicados cerca de la ciudad están cambiando el uso de suelo, la
urbanización, la presión por ampliar la mancha urbana, especialmente en las
zonas donde hay agua, que es donde se consolidan zonas residenciales, las que
tienen mayor precio en términos urbanos, están transformado en uso de suelo
principalmente del valle central, desde Sipe Sipe hasta Sacaba, todo el área del
proyecto Misicuni se está transformando y cada vez son menos y menos las áreas
agrícolas por tanto las organizaciones regantes cada vez más débiles.
¿Y analizar el agua como tema urbano es mirar como
servicio básico más que como un derecho?
Sí, lo interesante de Cochabamba es que como habían regantes,
ciudad, pequeños sistemas de agua organizados por ellos mismos, con esos
conflictos lograron articularse y tener una visión más amplia de lo que era el
agua. Con el crecimiento urbano hay una transformación en la percepción de qué
es el agua, se reduce a que es solamente un servicio, solamente la pila (grifo)
y no se dan cuenta que detrás de la pila hay fuentes de agua, cuencas que están
dentro y fuera de la ciudad, (por otro lado es) igual (con) el agua residual, el
agua residual no es solo el alcantarillado sino que es un agua que se tiene que
disponer, que va a ciertos ríos que están asociados a zonas agrícolas, etc.
Antes era más importante, más latente esa relación, más amplia.
¿La investigación está siguiendo este
proceso?
Ha habido un momento en que la investigación ha tenido una
cúspide que coincide con el momento de las organizaciones sociales, ahora el
pico está de bajada y también la investigación. Por el lado nuestro lo que
hacemos es intentar dar una visión general, que es algo que se pierde, de lo que
ocurre en Cochabamba, de lo que ocurre en Bolivia y en el mundo. Intentamos
hacer el análisis de las políticas públicas, de cómo el Estado concibe el uso
del agua, ¿cómo recurso?, ¿cómo bien?, ¿cómo parte de un ecosistema?, ¿cómo
parte de la naturaleza? Estamos viendo que las políticas se rigen por cumplir
ciertas metas. Una de ellas es la meta de los Objetivos del Milenio, (las
políticas se concentran en la) verificación de lo que es la meta y reducir todo
a la meta, pero detrás de la meta hay un montón de problemas que ese ocultan. El
otro tema es que las políticas se han reducido a la inversión en términos
discursivos, entonces en agua todo está bien porque se logran las metas del
milenio, estamos con tanto de cobertura y hay tantos millones de millones. El
problema es qué hay detrás de eso en los hechos, es lo que estamos analizando,
la inversión pública para ver a dónde va, qué implica eso y qué cambios
efectivamente está logrando esa inversión. El programa Mi Agua es el que más
resalta…, pero hay muchos más, el año pasado se ha llegado casi a 400 millones
de dólares de inversión en el sector de agua y saneamiento básico, que es
histórico...// Pieb.org.bo
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