Sampaya se detuvo en el tiempo del inca (La Paz)

La población está situada a 15,5 kilómetros de la ciudad de Copacabana.

La comunidad de Sampaya se sitúa a 15,5 kilómetros al norte de la ciudad de Copacabana, siguiendo el camino que corre paralelo al lago Titicaca, hasta el extremo norte de la península. Sampaya es una joya precolombina escondida en uno de los lugares más encantadores del lago.

En el siglo XIX, el famoso explorador y arqueólogo alemán Friedrich Uhle llegó a Sampaya en busca de un quipus, pero en su lugar compró un resalipichis a Serapio Chuquimira, cronista aymara de la localidad. El resalipichis eran unos cueros pintados con figurillas simples de color sepia que conformaban una escritura jeroglífica para reproducir oraciones cristianas. Ese objeto se conserva en la actualidad en el Museo Etnológico de Berlín.

EN SAMPAYA AÚN SE RESPIRA AIRE INCAICO. Al llegar a Sampaya, el visitante se sorprenderá con el camino hecho en su totalidad de piedras que tiene aproximadamente cuatro metros de ancho, el Camino del Inca. Debajo de esa pintoresca ruta corre un arroyo, el cual fue canalizado en tiempos precolombinos.

Al ingresar por sus estrechas calles, admirando las casas y las terrazas de sembradíos, es como si el tiempo se hubiera congelado. La modernidad no ha podido corromper Sampaya, que es una de las últimas comunidades en América Latina que persiste como en los tiempos de los incas.

Las casas son de planta rectangular con paredes de mampostería de piedra unida con mortero de barro; los techos a dos aguas con estructura de troncos y cuerdas de cuero, cubiertos con paja brava. Estas casas serpentean en las laderas de las montañas siguiendo las líneas topográficas al igual que los andenes de cultivo.

Sampaya es un deleite para los ojos de los visitantes; sus andenes y terrazas llenas de flores en primavera y su variedad de tonalidades de verde parecen un cuadro a acuarela.

En Sampaya se asentaron los aymaras que hasta hoy viven en el lugar manteniendo vivas las costumbres y ritos ancestrales.

Desde Sampaya se tiene una vista privilegiada de las islas de la Luna (Isla de Koati), el lago sagrado y los conos nevados de la cordillera Real de los Andes. Sampaya no se puede describir con palabras, es una experiencia mágica de contacto con nuestras raíces que nos acerca a la cosmovisión de los pueblos andinos.

16 de agosto es la fecha en la que la comunidad realiza la festividad de su patrono, San Roque.// La Prensa

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