Miraflores: de valle de choclos y guindas a barrio cosmopolita (La Paz)

Bolivia Informa

“Esa calle aledaña al Jardín Botánico se llamaba el Guindal. Los que estudiábamos en el colegio Hugo Dávila veníamos a robar guindas”, rememora Oswaldo Poppe, actual presidente de la Junta de Vecinos Miraflores Centro Sur.

Ese testimonio está registrado en el libro La historia de 100 barrios de La Paz publicado por la Alcaldía en 2009. Hoy en el lugar, sobre la avenida Zavaleta y la final Villalobos, todavía se pueden observar los guindales.

Poppe, de 70 años, también recuerda que más arriba del monumento a Busch había sólo chacras “donde los jóvenes iban a sacar choclos y lechugas y una chancha grande. Era el valle de Potopoto”.

En el mismo libro, otro vecino, José Huayllas, cuenta que en ese barrio se producían hortalizas y verduras para proveer a los mercados paceños. Su familia producía guindas para las mermeladas que producían dos industrias.

En 1938 los ingenieros J.M. Pando y J.M. Villavicencio proyectaron un nuevo plano de la ciudad donde incorporaron dos modernas urbanizaciones: Miraflores y Obrajes, según el libro Monografía Geográficadel IV Centenario de La Paz, publicado en 1948.

De acuerdo con el libro, “la inmensa planicie de la región denominada Miraflores, cuyo dominio abarca desde Caiconi hasta el hipódromo nacional”. “En 1947, Miraflores Norte abarcaba del estadio La Paz hacia el norte de la urbanización moderna. Sus valles llevan números en lugar de nombre”.

Y Miraflores Sur comprendía la avenida Saavedra, el parque triangular (San Martín), los hospitales y el hipódromo. Hoy el barrio miraflorino tiene como límites en el norte a la plaza Villarroel y el puente trillizo Independencia.

Con la expansión demográfica y la reforma del plano estructural de viviendas se consolidaron las casas, calles y avenidas en la zona. Según Huayllas, en 1940 más de 30 familias de periodistas fueron las primeras en tener viviendas.

Así comenzó a cambiar el agradable valle que era una especie de zona de fincas, llena de vegetación, y con la reforma urbana está totalmente distinta. “Miraflores se está convirtiendo en un bosque de cemento”, lamenta Huayllas.

La concepción urbanista moderna del barrio la hizo el arquitecto Emilio Villanueva, cuando retornó de París. Soñaba con convertirla en una ciudad jardín adaptada a la expansión paceña. Analizó sus condiciones de ubicación de edificaciones y actividades, circulación dinámica y de bienestar para los miraflorinos.

Para el destacado urbanista, Miraflores debía ser una zona médica (el Hospital General -hoy de Clínicas- fue uno de los primeros), administrativa, universitaria, deportiva y recreativa. En ese marco, diseñó y dirigió la construcción del estadio Hernando Siles con lo cual abrió la modernidad de la arquitectura. Fue concluido en 1930 y demolido en 1974.

El acceso vial al valle miraflorino

Una historia aparte se relata en Monografía Históricadel IV Centenario de La Paz sobre la apertura de una vía que conectó al centro urbano con el valle de Miraflores.

Del valle de Potopoto (hoy Miraflores) a Santa Bárbara sobre la plazuela Frías, se encontraba el “camino de Melgarejo o Solqueri”, que hoy es la avenida Illimani, antes avenida Frías.

Entre la plazuela Frías (al final de la calle Comercio e inicio de la Illimani) y el valle de Potopoto existía una empinada colina que obstaculizaba su comunicación.

Un día se le ocurrió al entonces presidente Mariano Melgarejo echar abajo aquella colina, para lo cual convocó a todo el vecindario paceño, al Ejército y al cuerpo diplomático mediante prensa.

Alfredo Sanjínez en su monografía “Las calles de La Paz” cita al número 27 del periódico La Situación, de aquella época, que narra la invitación del Gobierno para emprender la obra: “Los propietarios, comerciantes y gentes más decentes deben contribuir cada cual con herramientas de trabajo y todo gratuitamente”.

El día fijado, acudieron al lugar miembros del Gobierno y vecinos. Melgarejo dio el primer barretazo al cerro al son de la música de las bandas. Pasó la herramienta y todos los presentes se dieron a la tarea de demoler la colina para abrir la avenida que se llamó Frías. // Página Siete

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