La pandemia de COVID-19 ha devastado la economía mundial y prácticamente ningún país ha salido ileso. Pero hay uno cuya imagen internacional se ha fortalecido precisamente gracias a su manejo de la epidemia: Taiwán.
A solo 100 millas de China, donde se originó el virus, la nación de poco más de 23 millones de habitantes ha reportado solo 440 casos de coronavirus y siete muertes. Australia, con una población similar, tiene 6,948 casos y 97 muertes, tal como subraya un reporte de Qartz.
Taiwán no tuvo que encerrar a sus residentes: las escuelas, tiendas y oficinas han permanecido abiertas y la actividad comercial y social intacta.
A pesar de estar tan cerca de China, la diferencia en el manejo de la epidemia no puede ser más diferente. Los funcionarios locales en Wuhan, China, inicialmente encubrieron la existencia del virus y luego castigaron a los médicos y periodistas que intentaron advertir al público. Luego ha tratado de mejorar su imagen mediante donaciones de suministros médicos, pero muchos de ellos -en particular los tests rápidos- han sido rechazados por defectuosos.
Taiwán ha sido transparente con sus datos y ha donado millones de máscaras a países con dificultades, así como equipos médicos.
"Debido al éxito en el tratamiento del coronavirus, creo que enfrentamos una nueva situación en nuestra diplomacia y tenemos muchos nuevos amigos, nuevos socios y nuevas posibilidades", dijo Joseph Wu, ministro de Relaciones Exteriores de Taiwán, en una entrevista citada por el diario The Washington Post.
"No puedo pensar en otro problema con tal resonancia global que se haya dividido tan favorablemente para Taiwán y tan negativamente para la [República Popular de China], tal vez desde la masacre de la Plaza Tiananmen", comentó recientemente a Bloomberg Kharis Templeman, un experto en Taiwán en la Institución Hoover de la Universidad de Stanford.
Pese a los esfuerzos de la nación, la Organización Mundial de la Salud se niega a reconocerlos. La entidad no ha extendido una invitación para que Taiwán observe la Asamblea Mundial de la Salud la próxima semana.
China reclama a Taiwán como parte de su territorio y se niega a tener relaciones con los países y organizaciones internacionales que reconocen al estado como soberano. Varios expertos consideran que la OMS está fuertemente controlada por China, lo cual explicaría varios faux pass de la entidad en el manejo inicial de la epidemia de COVID-19.
Mientras que China y la OMS minimizaron el riesgo de transmisión de persona a persona, Taiwán, desconfiado de ambos, aumentó la producción de mascarillas y promulgó la realización de pruebas y rastreo de contactos después de confirmar su primer caso de COVID-19 el 21 de enero. No ha registrado un caso de transmisión local desde el 12 de abril.
En marzo, cuando la pandemia se extendió por el mundo, Taiwán desplegó su estrategia de ayuda, con el fin diplomático de resaltar su exclusión por mucho tiempo de la OMS y otros organismos internacionales.
Y sin dudas ha ganado nuevos aliados y ha asegurado un mayor respaldo de Estados Unidos.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Taiwán y el Instituto Americano en Taiwán, la oficina de representación de los Estados Unidos, acordaron en marzo cooperar directamente en la investigación y el desarrollo de pruebas, medicamentos y vacunas e intercambiar suministros médicos.
En marzo, el presidente Trump firmó la Ley de Iniciativa de Protección y Mejoramiento Internacional de los Aliados de Taiwan (TAIPEI), un proyecto de ley que expresa el apoyo de Estados Unidos a Taiwán y sus relaciones con otros países. Este mes, el Secretario de Estado Mike Pompeo pidió a los países que respalden la participación de Taiwán como observador en la asamblea de la OMS, aunque todo parece indicar que ese reconocimiento no le será concedido.// Yahoo!
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