Pedro Domingo Murillo: protector perenne del kilómetro “0” (La Paz)

Forman parte de la historia, tanto como protagonistas de históricas epopeyas, como también de la herencia de colonias extranjeras. La ciudad de La Paz tiene un sinnúmero de monumentos grandes y pequeños distribuidos a lo largo del eje central, rotondas y plazas. Aunque forman parte de la historia, no tienen de sí mismos muchos antecedentes y tampoco están incluidos en un catálogo oficial.

Los monumentos son testigos mudos de los acontecimientos diarios en la ciudad, pero al mismo tiempo son invisibles a los ojos humanos. Figuras en bronce, mármol, piedra u otro material, que se levantan en plazas, avenidas, calles y en los más impensables rincones. Son generalmente héroes y heroínas. Figuras míticas y personalidades de la política y del arte, y de tanto en tanto, sorprendentes figuras de personas o animales.

Quizás una de las obras más significativas y emblemáticas es la de Pedro Domingo Murillo, quien está en el Kilómetro “0”, según documentos reunidos en 1909 cuando se dispuso al modificación de la plaza Mayor o 16 de Julio. Para celebrar el grito libertario de 1809, se instaló en el centro el monumento a Pedro Domingo Murillo y el nombre la plaza16 de Julio cambió al de Murillo, hasta este tiempo.

El monumento tiene tres metros de altura y su pedestal lleva figuras alegóricas: una mujer sentada al frente, un soldado al costado izquierdo, un león al lado derecho y en la parte posterior un ángel con una trompeta. la figura de Murillo, en estilo neoclásico, es un fundido en bronce y fue encargado al italiano Ferruccio Cantella cuando éste era profesor de escultura en el colegio Don Bosco de La Paz.

Con traje de la época y con levita, Murillo lleva colgada del brazo una capa y sujeta con la mano un sombrero de ala. Aparentemente no agradó a las élites de la sociedad boliviana y se decía entonces que no se trataba de Murillo sino, probablemente un torero.

La estatua la trajo de Italia su armador Horacio Ferruccio con todos los avatares que implicaba una larga travesía por mar y a lomo de bestia para llegar a La Paz. No faltó la desgracia, pues la lancha que trasladaba la carga la carga del barco al puerto naufragó y varias piezas se perdieron irremediablemente en la profundidad del mar.

Al pie del monumento se colocó en 1975 (150 años de la República) un libro abierto de granito con la proclama de la Junta Tuitiva. Murillo está acompañado hoy, además de una sobrepoblación de palomas en la plaza Murillo, de ocho preciosas figuras femeninas en mármol blanco que representan a las cuatro estaciones (Verano, Invierno, Otoño y Primavera) y a cuatro musas del arte (Pintura, Arquitectura, Música y Escultura).// Ángela Carrasco Suárez

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