Su amor podría parecerse a muchos de esos que trascienden y acaban con las fronteras para materializarse en algo sublime. Sin embargo, un suceso cambiaría drásticamente el devenir de su historia. El 20 de diciembre de 2013, el canadiense Dave Reids, prometido de la paceña y diseñadora de modas Tamara Montes, fue golpeado por un automóvil en la ciudad de Richmond, en su país natal, y quedó en coma.
Reid, de 36 años, cruzaba una calle -atestada de nieve- cuando fue golpeado por un vehículo con tal fuerza que sufrió un trauma cerebral. Ello provocó que quede inconsciente, boca abajo y deje de respirar.
Fue desde el primer momento en que, como dice la diseñadora boliviana, de 31 años, "los milagros empezaron a suceder”.
Una enfermera que conducía por esa calle se detuvo para ver qué sucedía. Con las instrucciones del 911, línea de emergencias, movió a Reid y logró que respire nuevamente.
Minutos después fue trasladado a un hospital para ser sometido a una cirugía que duró varias horas. Montes sabe que si la enfermera no lo hubiese socorrido su prometido estaría muerto.
La preocupación de esas horas, que se convirtieron en días y semanas, la incertidumbre de no saber lo que iba a pasar con su pareja -que permanecía en un coma profundo-, ver días empezar y perecer junto a una cama se convirtieron en toda su existencia.
Ello se sumó a las cuentas y la inestabilidad económica en que Reid dejó a sus seres queridos, pero Montes -que se caracteriza por ser una mujer de temple- dedicaba, y lo hace hasta hoy, al menos ocho horas al día, a hacerle masajes a su novio, estimular sus sentidos, ponerle música, desde hip hop y morenada hasta Metallica, la banda norteamericana de rock que a ella le gusta tanto.
Sin familia cerca, la diseñadora volcó sus temores e inquietudes en su perfil de Facebook y en su blog (http://ravenheart82.wordpress.com).
Tiempo después se crearía un evento (www.helpdave.myevent.com) para colaborar económicamente a la familia y poder pagar tratamientos de salud alternativos y complementarios para Reid.
Los comentarios de apoyo de sus amigos en Bolivia, Canadá y Estados Unidos no han cesado desde entonces.
Afortunadamente, como explica Montes, el sistema de salud en Canadá es uno de los más desarrollados. Por ello, el seguro contra accidentes cubre los gastos de los pacientes en su totalidad.
A prueba de todo
La pasión que ambos sentían por las bicicletas provocó ese "clic” inicial y dio paso a que se volvieran inseparables.
"Nos conocimos en 2012. Desde el primer momento empezamos a salir, nos comprometimos en mayo de 2013, vivimos juntos hace bastante tiempo”, cuenta.
Montes se estableció en 2010 en Vancouver, Canadá, para hacer una especialización en diseño de modas. Ha participado de desfiles y su trabajo fue incluido en publicaciones estadounidenses y francesas. Sin embargo, admite que es un oficio inestable.
Antes del accidente Reid trabajaba en una empresa de servicios gasíferos, estaba aprendiendo a hablar en español y a bailar morenada... quería conocer Bolivia.
Después de la operación, la recuperación de ese hombre dedicado a los deportes extremos, de humor vivaz, de una bondad "casi ridícula” -como ella dice-, tratando de comunicarse en su cama del Hospital General de Vancouver se convirtió en la prioridad definitiva de sus vidas.
El proceso de recuperación del coma es lento y tiene periodos en que las personas parecen estar despiertas, pero no llegan a un nivel de conciencia total.
"Emocionalmente es un camino muy fuerte. Hay días que tienes toda la esperanza y otros de mucha frustración e impotencia, se siente desesperación”, confiesa a través de una video-conferencia con Página Siete.
El 18 de febrero, casi dos meses después del accidente, finalmente Reid salió del coma y empezó a hablar, dijo el nombre de su prometida y que la amaba.
Sobre las secuelas que vaya a sufrir no se sabe mucho aún, ya que su lesión fue severa. "Él sigue mejorando lentamente, tengo la esperanza en que va a lograr salir adelante. Dave es muy fuerte mental y físicamente, cuando me quiero ir me agarra el brazo muy fuerte”.
En tierra ajena
La diseñadora cambió los bocetos y la máquina de coser para estar al lado de su prometido, su amigo, su cómplice, esa persona que significa para ella un hogar en un país ajeno. "Una se siente como abandonada” -añade-, ya que el pariente más cercano que tiene es una tía que vive en Toronto, al otro extremo de Canadá.
Sus dos hermanos, Patricio y Ana, y su abuela viven en La Paz. Su madre, Sofía Claros. en Antofagasta, Chile. Para la diseñadora es un anhelo que ella esté a su lado en estos momentos, pero la tecnología se ha convertido en ese placebo que mata momentáneamente las distancias.
Este tiempo le ha servido para diferenciar a amistades que ofrecen su ayuda en teoría, de aquellas que realmente lo hacen.
Y para darse cuenta de que no se puede tomar todo por sentado, que la vida cambia muchas veces para mal y estar lejos de la familia lo hace aún más difícil. Sabe que como ella hay muchos bolivianos en otros países que probablemente estén viviendo situaciones similares.
"Si algo puedo decirles es que aprecien a la gente que tienen al lado (…). Ponerte los zapatos de una persona que está sola en un país al que no pertenece, sin importar cuántos papeles legales tenga, es muy duro”.
Victorias a la incertidumbre
Los planes de llegar a Bolivia juntos y casarse en Sorata han sido reemplazados por la batalla del día a día.
En tanto, la fortaleza de espíritu de ambos hace que los pequeños progresos se transformen en victorias sobre la incertidumbre.
Su esperanza final se basa en un sentimiento que con cada mejoría le gana la apuesta al destino… al coma y la frustración de los acontecimientos.
"Él es mi alma gemela, no hay duda. Yo nunca pensé que podía amar tanto a alguien”, concluye.// Página Siete (BO)
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