Ayer por la tarde, el centro paceño se vio inundado de alegría, música y color, 48 comparsas hicieron su paso por las calles compartiendo su entusiasmo, danza y música típica del carnaval. En la ocasión, integrantes de la Banda Poopó que acompañaron a la Morenada Cultural Colquepata hicieron un minuto de silencio por los fallecidos en el Carnaval de Oruro.
Durante el recorrido se pudo ver una gran variedad de demostraciones coreográficas y vestimentas que pasaron con ritmos muy citadinos como el caporal, Kullawada, morenada, o las que vienen de las provincias, como Kachuiris de Puerto Acosta, Jacha Sicuris de Italaque, Kantus de Charazani y Huaycheños.
Pero no podía faltar, aquellas que nos trasladaron al carnaval de antaño a todos los espectadores, como la Comparsa Primavera, Música de Maestros, Los Olvidados y Los Chucutas de Antaño, que con huayños y cuecas viajaron en el tiempo.
Otro de los grupos muy esperados fueron los de la Saya Afroboliviana que al ritmo de bombos y recos pusieron a varios espectadores a bailar.
De la misma forma se contó con la presencia de grupos invitados que llegaron desde Tarija, con su tradicional cueca, la danza Phuna de Copacabana y un ballet de la Universidad del Perú.
Al inicio del recorrido, antes de comenzar su trayecto, la Banda Poopó y la Morenada Cultural Colquepata hicieron un minuto de silencio en honor a los fallecidos en el trágico accidente ocurrido la tarde del sábado en el carnaval de Oruro, donde una pasarela móvil se derrumbó, dejando un saldo de cuatro personas muertas entre las que se encontraban algunos integrantes de esta banda musical.
Durante el pequeño acto, uno de los trompetistas interpretó una melodía que conmovió a muchos de los espectadores que lamentaron lo sucedido en la ciudad de Oruro, sin embargo, a pesar de saber lo riesgoso que es darle un uso indebido a una infraestructura de estas características, muchos de los ciudadanos apoyados en las barandas de la pasarela de la Pérez Velasco, se negaban a retirarse cuando los guardias municipales o los efectivos policiales les pedían que circulen.
Según una de las guardias, si bien este puente está diseñado para soportar a mucha gente transitando, las barandas podrían sufrir daños, siendo que las más de 200 personas que se quedaron en el lugar para ver la entrada, se encontraban apoyadas o sentadas sobre las barandas e incluso moviendo los carteles que se pusieron a los costados para evitar que se aglomeren espectadores.
En este mismo sector se vio a un motociclista que al no encontrar paso por las avenidas decidió ingresar por la Calle Comercio y pasar por la pasarela, haciendo que se sienta movimiento en la misma.
El alquiler de los asientos a lo largo del recorrido, tenía un costo de entre 15 y 20 bolivianos, precio menor en comparación a la pasada gestión, cuando estaban entre 35 y 50 bolivianos. De la misma forma por los alrededores se pudo ver la venta de globos con agua y botellas de dos litros que tenían un costo de Bs 7, a pesar de la prohibición de esta actividad.
Ch’allas cerraron calles del centro paceño
Con flores y cohetillos se challaron ayer los negocios de distintas calles comerciales de la Sede de Gobierno, lo que obligó al cierre de varias vías para dar paso a las fiestas, en las que la tradición ch’alla aún se encuentra arraigada tanto en la ciudad como el área rural, señaló una de las vendedoras de banderines y serpentinas, Martha Coaquira.
Lugares comerciales, como la Tumusla, Uyustus, Isaac Tamayo, Illampu, Rodriguez, Graneros y Garcilaso de la Vega cerraron sus calles para proceder a la ch’alla de sus puestos de trabajo, donde los cohetillos, la comida y la cerveza no podían faltar. Muchos comerciantes agrupados por sectores contrataron amplificaciones y hasta algunos grupos en vivo, para realizar fiestas en plena vía pública, donde lamentablemente primó el exceso en el consumo de alcohol.
Al igual que ayer, hoy es el turno de los domicilios, terrenos y vehículos, que serán adornados con globos y serpentinas, actividad que si bien cuenta con música y buena comida es reservada para compartirla en familia.
Una de las calles más concurridas en estos días para comprar los elementos de la ch’alla es la Illampu, donde con Bs 35, uno puede encontrar desde confites, para darle dulce a este ritual, cohetillos para ahuyentar a las malas energías, cereales pintados de color dorado y plateado en símbolo de riqueza.
Para los que aún mantienen la tradición de la ofrenda a la pachamama, se tiene mesas con illas de dólares, euros y autos último modelo, que tienen un costo desde 20 hasta 80 bolivianos, donde no puede faltar alcohol y vino para calmar la sed de la tierra.
Este ritual que ha pasado de forma oral de padres a hijos, y de la misma forma, con los primeros migrantes, ha llegado del campo a las ciudades, con el pasar de los años, se ha ido urbanizando sin dejar su esencia.
Según Coaquira, en ambos casos existen diferencias que se dan por el tipo de la vida que se lleva en las ciudades, siendo que al no llevar una base económica en la agricultura, se ha dejado atrás la ritualidad y el ciclo que esta nos marca.
En la cuidad los elementos de la ch’alla han cambiado, siendo que ya no se utilizan productos naturales, sino sintéticos que se han convertido en serpentinas, globos, banderines, frutas y flores de plástico, donde ya no se escucha la música, que en las comunidades es siempre parte de lo social y ritual, dejando de lado las tarkas, pinquillos y mohoceños.// El Diario (NET)
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