La displasia o luxación congénita de cadera es una malformación de los miembros inferiores que se presenta con mayor frecuencia en bebés de sexo femenino que masculino, siendo las causas diversas. La detección y tratamiento oportuno del problema será la clave para un restablecimiento a corto plazo y que evitaría secuelas posteriores.
“La displasia de cadera se produce cuando la cabeza del fémur del niño (el hueso del muslo) y el acetábulo (la cavidad de la pelvis y el ilíaco) no encajan de una forma exacta y rotan en posición incorrecta. Los grados que se presenta en el lado izquierdo y derecho son variables”, explicó el traumatólogo Fernando Murillo.
Las causas de su presencia son múltiples, entre las principales están la genética con personas de raza blanca e indígena, en menor proporción en relación con aquellas de raza negra o asiática. Además de los factores uterinos como el tener un espacio reducido y menor cantidad de líquido amniótico que interfiere con el normal desarrollo de sus caderas.
“Existen otras causas como los antecedentes en abuelos y padres con cirugías en cadera, embarazos en madres primerizas, embarazo gemelar o múltiple, parto podálico cuando las nalgas están hacia abajo, la relación del sexo femenino es de 5 a 1 con el sexo masculino”, explicó Murillo.
El traumatólogo agregó que también existen bebés grandes que se denominan macrosómicos y evidenció en la práctica que todavía algunas madres fajan a los recién nacidos y los cargan en un aguayo, en lugar de dejar las piernitas del niño abiertas para que la cadera vuelva a su lugar y se prevenga este problema.
Diagnóstico
Las pruebas iniciales son físicas en los recién nacidos con dos tipos de maniobras de Ortolani y Barlow con las cuales se evalúa si la cadera está luxada o si es luxable. Otros signos que ayudan son: la disminución en la apertura normal de la cadera y la asimetría de pliegues de los muslos del bebé que pueden servir de orientación para un diagnóstico precoz.
“Sin embargo, existen exámenes complementarios como la ecografía de cadera en los bebés menores de un mes, porque no se observa bien la parte ósea, sino mucho más el cartílago. A partir de los 3 meses se puede detectar con una radiografía de pelvis y a manera de control en mayores de 6 meses”, dijo el médico.
Tipos
Existen varias clasificaciones propuestas para la displasia de cadera que puede tener mayor incidencia en el lado izquierdo que el derecho o en ambos casos, lo importante es realizar un examen riguroso en los primeros 6 meses de vida.
a.- Subluxable o dislocable: Si la inestabilidad se inicia en la fase del desarrollo fetal, la cabeza del fémur abandona levemente la cavidad acetabular con una maniobra en la cadera, pero esto sólo ocurre cuando el médico lo realiza.
b.- Subluxada: El bebé al nacer tiene la cadera fuera de su lugar y con las maniobras que realice el especialista la regresa a sitio correcto, pero no está totalmente fuera sino parcialmente.
c.- Luxada: En este caso el recién nacido tiene ya la cadera completamente fuera de su lugar y con las maniobras que realiza el médico logra regresar la cadera a su posición, pero ésta tiende a salirse de su posición.
Tratamientos
Cuanto más temprana sea la detección de este problema y el inicio de un tratamiento adecuado para cada caso, mejores resultados se tendrá en la rehabilitación de los miembros inferiores del bebé y se evitará secuelas como la cojera o artrosis de cadera.
En principio si el bebé es menor de un mes y se detecta este problema se utiliza uno o dos pañales de manera preventiva para su restablecimiento, además de la recomendación de realizarle ecografías cuando el especialista vea pertinente.
“Si la displasia detectada es leve, en un afán preventivo se utiliza un aparato conocido como el arnés de Pavlik que ayuda al bebé a permanecer con las piernitas separadas a manera de paracaídas. También se tiene el cojín de esponja como jardinera que tiene la misma función en bebés pequeños”, explicó el especialista.
En los casos más severos de luxación de cadera se puede intentar un tratamiento con abductores (apertura) rígidos y si no resulta, mediante un tratamiento quirúrgico para liberar los músculos tensos que no permiten que ingrese la cabeza del fémur donde corresponda con ayuda de un yeso.
“En casos graves en los que se ha dejado a su libre evolución y los niños han logrado caminar, se practican otro tipo de cirugías para construir el techo y se reduce la cabeza femoral hasta donde se pueda y logre mantenerse en la cavidad acetabular con ayuda de yeso y aparatos como última alternativa con resultados poco alentadores” acotó el traumatólogo.
Recomendaciones
El especialista recomendó que se sigan las instrucción del médico con rigurosidad para tener mejores resultados, el tiempo que demora cada bebé en corregir este problema dependerá de cuán disciplinados sean los padres en el tratamiento utilizado y de asistir a los controles periódicos.
“Depende de cada caso, hay niños que logran progresos en poco tiempo y se recuperan rápido, pero en otros requieren de mayor tiempo, porque tienen un trasfondo genético, por esta razón no podemos decir esto es para todos. Los padres deben evitar el sacar el arnés a sus niños, excepto para bañarlos, y que estén la mayor parte del tiempo con el mismo hasta que se acostumbren”, enfatizó Murillo.// El Diario (NET)
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