María Liévana la ‘chimuela’, conocida también como Esteffani Brillit

Creadora de la “chimuela” que alegra la vida desde las pantallas televisivas, pocos imaginan que detrás del personaje hay una bella comunicadora y abogada, una “chocanga” a la que le gusta rescatar costumbres y modismos cruceños.

María Renée Liévana dice que es artista desde que tiene memoria. En el colegio le gustaba participar en todos los actos cívicos y ser el centro de atención por su incontrolable chispa. “Era la mejor alumna del curso”, cuenta y le creemos, aunque también revela que en conducta siempre terminaba con los números en rojo. “No por maleducada; por charlatana, era la que llevaba la batuta en todos los ‘chiveríos’. Fui una estudiante excelente hasta la universidad”, mastica su acento cruceño. “Los dichos no me los aprendo de memoria, sino que los conozco. Los cambas siempre fuimos abiertos para hablar y hasta un poco atrevidos. Ahora nomás nos estamos refinando”. 

Esta rubia encarna un personaje entrañablemente camba. No es la única figura que representa, pues tiene una dilatada trayectoria como mujer de teatro; pero Esteffani Brillit es el ser que la hizo reconocida para la teleaudiencia boliviana, con su toque de humor que la desdentada lleva a la pantalla chica.

Su currículum señala que una vez concluido el colegio, se probó en el grupo de café concert Chaplin Show, a mediados de los 90. Fue aceptada de inmediato y empezó a engendrar cada uno de sus “demonios”. “Fue un sueño cumplido”.

Casi paralelamente, María Renée se inscribió en la carrera de Comunicación Social, que la llevó a trabajar en las radios Mundial, Tropical, Horizonte, Fama y Classica, siempre exhibiendo ése su contagioso humor.  En Chaplin Show comenzó como Dulcinea, luego fue la Mujer Maravilla y también inventó un personaje vendedor de somó, la típica bebida cruceña.

Cuando su carrera como actriz iba en constante subida, la inquieta María Renée fue a parar a los sets de televisión, desde donde se metió a la audiencia en el mandil.  

Atrapada entre sus pasiones, interpretó decenas de personajes, hasta que terminó por dar vida a esa empleada intrusa que trabaja en un canal, “porque ella siempre soñó ser presentadora de Tv”, la Brillit.

¿Por qué el nombre? “Siempre me llamaron la atención los nombres que la gente pone a sus hijos, como Michael y un apellido que no combina para nada ni con la cara del sujeto. Y me dije: ¿por qué no ponerle Esteffani Brillit?. Y así di vida a la mujer nacida en Sanhaonda, capital Loma Alta, distrito Palometilla, ‘circuncisión’ 69, casada con Chingolo”.  

Esteffani “no tuvo la oportunidad de terminar el colegio. Tiene siete hijos y un marido que trabaja muy poco. Por eso, es ella quien debe llevar el sustento al hogar. La vida la obligó a no sentir temor”. ¿Algún parecido con la vida real? María Renée sabe que hay muchos casos como el de Esteffani, “una mujer de campo, pero moderna. Sufre o despotrica por tanta inseguridad y tanta subida en los precios de la canasta familiar”.

María Renée se inspiró en parte en su madre para terminar de darle personalidad a su creación. “Mi mamá era dicharachera, malhablada, muy parecida a mi personaje”, dice y se emociona, pues su progenitora murió en 2007. 

Siempre dinámica, la actriz se anotó en Derecho y se recibió en 2008 con excelencia: 98 sobre 100. Al momento de apreciar sus tres profesiones, confiesa que su papel como Esteffani le ha brindado mayores satisfacciones. ¿Será porque entre ella y su personaje hay semejanzas? “El humor, ser intrusa, las ganas de trabajar… nos parecemos en eso. Y en la belleza, que aparte de la física, radica en el espíritu de la persona; ninguna mujer es fea si tiene el condimento del buen humor”, se ríe a carcajadas.  

María Renée está un nuevo programa junto a Sebastián Moreno, otro humorista cruceño, en Nada que ver; es Wanda, una “choca” sensual que, como Esteffani, “se mete en los ‘chiveríos’ de la gente”.// La Razón

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