La bolivianidad como identidad se encuentra en disputa entre los mismos bolivianos que radican en Argentina, en medio de influencias de grupos hegemónicos de poder que han exotizado, folklorizado y etnizado las marcaciones identitarias de los migrantes, señala un estudio de la socióloga e investigadora argentina Cynthia Pizarro.
El estudio “La bolivianidad en disputa. Marcaciones de etnicidad en contextos migratorios”, promovido por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina, fue presentado durante la Primera Jornada de Discusión de la Red Universitaria de Estudios sobre Migraciones Trasnacionales Bolivianas en la ciudad de La Paz. El encuentro fue organizado por el Postgrado de Ciencias de Desarrollo de la Universidad Mayor de San Andrés (CIDES-UMSA).
“Lo que se estaba planteando era una idea de bolivianidad en un contexto donde la hegemonía era argentina, donde supuestamente lo subalterno eran los bolivianos migrantes. Lo que llama la atención es que hubiera un movimiento también esencialista de la marcación de una identidad étnica nacional en un contexto migratorio”, afirmó la investigadora adjunta del CONICET.
Pizarro afirmó que la disputa en la construcción de la bolivianidad se da en contextos hegemónicos, donde los sectores argentinos tratan de fijar una idea de bolivianidad en Argentina, basada en lo exótico, en lo folklórico, en lo étnico racial, mientras que desde la propia colectividad boliviana la posición subalterna de lo boliviano se diluye y aparecen ciertas aristas de grupos hegemónicos, que también ratifican su posición étnica, cuando antes la negaban, cambiándose de vestimenta e invisibilizando sus tradiciones.
Citó que la etnización y racialización como procesos constitutivos identitarios fueron las formas políticas de usar la cultura; primero, desde arriba a través de políticas de identidad de sectores argentinos que fijaron el ideario de nación argentina, y que niegan lo étnico como origen, aspectos que son reforzados en la escuela, el cuartel y otros espacios; y desde abajo, a través de políticas identitarias de los propios sectores subalternos que ratifican su condición étnica racial.
Actualmente, la comunidad boliviana no tiene una sola representación en Argentina, sino varias, dijo la socióloga, producto de esta heterogeneidad, pero que sin embargo ésta ha trascendido en ámbitos urbanos traducido en danzas, mercados populares, comida exótica y rituales.
Relaciones de poder
Pizarro señaló que llamó la atención al equipo de investigadores que el trabajo fuera sometido el día de su presentación en Córdoba a una especie de “escrutinio moral” por parte de quienes se consideran legítimos representantes de la cultura boliviana en Argentina.
“Sin embargo, esta pretensión de ser legitimados por aquellos que pensamos sin voz, supone la falacia de que todas las interpretaciones son apolíticas y que no están atravesadas por relaciones de poder y de narrativas hegemónicas”, explicó.
Esta situación sumada a otros registros de trabajo de campo -dijo la investigadora- condujeron al equipo a indagar de qué manera existe una arena de lucha para definir la bolivianidad en Argentina como una totalidad, ya que existen bolivianos de diferentes estratos socioeconómicos, que habitan tanto zonas periurbanas de Buenos Aires y de Córdoba, así como aquellos que viven en las provincias Salta y Jujuy, en contextos distintos.
“En Córdoba y en Buenos Aires el ideario de ser argentino es un modelo de europeo moderno, retractor de lo indígena, son la negación de lo étnico aborigen en términos de lo argentino”, dijo.
El trabajo desarrollado entre 2010-2011 se propuso profundizar cómo se construye el ser boliviano en los escenarios migratorios actuales, en una coyuntura política particular de los gobiernos de Evo Morales y Cristina Fernández respectivamente, “con acuerdos de políticas migratorias y en un contexto político que marca una diferencia fundamental respecto a la década de los 90”.
Recordó que en Argentina el grueso de la población migrante boliviana es de origen andino campesino, y que está inserto al trabajo en condiciones de desventaja, en actividades agrícolas, manufactureras, textiles, comercio, horticultura y otros, pero que también existen bolivianos profesionales en buena situación económica a quienes de alguna manera se les niega el ser bolivianos, por no cumplir supuestamente con los estereotipos marcados.
“Los bolivianos en Argentina son ubicados como bolitas, no así el profesional que se maneja en los círculos de negocio; ese no parece boliviano. A uno de los autores del estudio, que es boliviano, nacido en Santa Cruz, Milton Escobar, le decían que no parecía boliviano, le negaban su bolivianidad por no parecerse a los bolitas”.
Son denominados “bolitas” aquellos bolivianos migrantes de extracto humilde y de origen campesino, que por lo general viven en zonas periurbanas de las grandes urbes. Según la socióloga, se encuentran en el nivel más inferior de toda la escala de migrantes, debido al fuerte rechazo que hay de parte de los ciudadanos de clase media y alta argentina.// PIEB
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