La piratería y la competencia desleal a la industria bibliográfica nacional causaron un daño notable a editoriales, libreros e importadores bolivianos que cerraron sus puertas en los últimos años. Según datos de la Cámara Boliviana del Libro, presentados por el Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB), de 62 socios con los que se contaba en 2000 el número registrado se redujo a 47 en el 2011.
Por su parte, el expresidente de la Cámara Boliviana del Libro, Ernesto Martínez, señala, en una nota con el PIEB, que no se cuenta con datos estadísticos sobre el impacto económico negativo que ha tenido la piratería en el país, pero “los libros más pirateados son los textos escolares, las novelas y los best seller, aunque debemos decir que en las universidades también hacen piratería porque tienen instaladas sus fotocopiadoras donde reproducen los libros en su totalidad o de forma parcial”.
Según el entrevistado, la piratería también afectó a los importadores que dejaron de ingresar al país importantes libros de autores extranjeros, así como producción de ensayos e investigaciones. “Desde las universidades se siguen utilizando libros muy desactualizados y no han renovado sus bibliotecas”, advierte.
Paradójicamente, la producción bibliográfica se ha incrementado en los últimos años en casi todos los géneros y en diversas presentaciones, lo que incluye el formato digital. En 2009, los títulos nuevos llegaron a 900 y se conoce que el aumento continuó en estos últimos tres.
Martínez reconoce que no hay estudios que revelen información cuantitativa ni cualitativa del fenómeno de la piratería en el país, por lo que es necesario contar con trabajos serios que muestren algunos indicadores que ayuden a comprender este flagelo en el país y combatirlo.
En su criterio, hay dos formas de encarar este problema, por un lado, empezar a proponer más espacios de lectura en bibliotecas, espacios públicos, plazas, y por el otro, a fortalecer la creación de más librerías con incentivos desde el Estado.
Entretanto, la presidenta de la Cámara Departamental del Libro, Carla María Berdegué, señala que la piratería debe ser encarada de manera integral. “Es lamentable ver en los últimos años cerrar importantes librerías, acosadas por puestos callejeros apostados en sus puertas, por impuestos tributarios mal interpretados. Por eso, de sebe impulsar el desarrollo de las empresas legales y los libros”, dice.
TÍTULOS PLAGIADOS
En declaraciones al PIEB, el director General de Plural Editores, José Antonio Quiroga, afirmó que esta editorial vende libros a precios accesibles y que son pocos los títulos pirateados, entre los que se encuentran “Felipe Delgado” de Jaime Saenz; “Los deshabitados” de Marcelo Quiroga Santa Cruz; “Presidencia Sitiada”, de Carlos D. Mesa Gisbert; y “El General y sus presidentes”, de Robert Brockmann.
Plural Editores publica en promedio 80 títulos al año y los tirajes no superan los 4.000 ejemplares. Sólo cuando la demanda supera las expectativas, se reedita el libro como sucedió con el primer tomo de la “Obra completa de René Zabaleta Mercado”.
Asimismo, el director de la editorial Gente Común, Marcel Ramírez, sostuvo que no es tan difícil hacer libros en Bolivia y muestra de ello son los 200 títulos que expone esta casa en la Feria Internacional del Libro. Pero de lo que se trata, dice, es de apostar a la producción bibliográfica, con nuevas voces en la literatura.
“Todavía no hemos podido crear héroes culturales nacionales, ése es nuestro objetivo. Países vecinos como Perú, con (Mario) Vargas Llosa, o Chile, con Isabel Allende, tienen héroes culturales. El problema es de la sociedad que no ha sabido rescatar héroes culturales, hay autores que ameritan ser leídos, pero no hay la difusión necesaria, aunque cada vez más los medios de comunicación están abiertos a hacerlo”, señala.// El Diario
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